jueves, 20 de marzo de 2014

A LOS SEPARATISTAS CATALENES NO HAY QUIEN LOS PARE

Participantes de la Via Catalana, cerca de la frontera con Francia.

Expertos en derecho cuestionan el plan de la Asamblea Nacional Catalana

La ANC aumenta la presión sobre Mas para forzar elecciones anticipadas

  • Mas deja la defensa de la consulta en el Congreso a un portavoz de CiU
  • La Asamblea Nacional Catalana (ANC), la entidad privada que guía el proceso independentista, redoblará la presión sobre el Gobierno de CiU para que convoque elecciones anticipadas “lo antes posible” si no se puede celebrar la consulta soberanista del 9 de noviembre. La presidenta de la entidad, Carme Forcadell, rechazó este jueves que el presidente catalán, Artur Mas, agote la legislatura (que acaba formalmente en 2016) si no puede celebrar la consulta.
    La petición de la ANC forma parte de la estrategia de la entidad soberanista, que cuenta con 22.000 socios y 17.000 colaboradores, para garantizar la independencia de Cataluña a más tardar en 2015. La idea de la ANC, que ha demostrado tener una gran influencia sobre Convergència i Unió y especialmente sobre Artur Mas, es que la secesión llegue tras unas elecciones de carácter “plebiscitario” si la consulta es imposible.
  • El plan amenaza con poner contra las cuerdas a los sectores más moderados del Gobierno catalán. La hoja de ruta que la ANC aprobará formalmente en una asamblea el 5 de abril y que ha sido plasmada en un documento de 16 páginas genera todo tipo de dudas entre los partidos catalanes así como en los expertos consultados por EL PAÍS.
    El documento establece cuatro posibles rutas para alcanzar la independencia. De hecho, no se plantea otro escenario que no sea la secesión, con o sin acuerdo. Se prevé una consulta autorizada, una consulta sin autorización o que la Generalitat convoque elecciones plebiscitarias. El cuarto escenario planifica qué hacer en caso de “intervención” de la Generalitat por parte del Gobierno.

    Doble poder

    La hoja de ruta da especial importancia a la creación de una “Asamblea de cargos electos”, un órgano con representantes políticos municipales y autonómicos que tendría una misión u otra en función de los supuestos que prevé la ANC. En caso de que la Generalitat pueda convocar elecciones anticipadas, la misión de este ente sería apoyar al Parlamento en su declaración de independencia. En la última hipótesis de la ANC (la suspensión de la Generalitat y el Parlament), esta asamblea de cargos electos tendría la misión de proclamar la independencia de forma unilateral y “nombrar un Gobierno de forma provisional que ejecute su decisión”, según la ANC. Los expertos recelan de la legitimidad de este órgano y de la misión encomendada. “No acabo de ver qué legitimidad tienen para tomar la decisión en nombre de todo el pueblo”, apunta el catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona Xavier Arbós, partidario de la consulta. “No hay ningún sucedáneo respetable a la expresión directa de la voluntad popular”, subraya. El Catedrático de sociología de la Universidad Pablo de Olavide Xavier Coller añade que “estos representantes no han sido escogidos para las funciones que les quieren dar” y apunta que, sin que la situación catalana se pueda comparar con Ucrania, este doble poder “recuerda a la plaza Maidan de Kiev”.
  • Independencia exprés

    La Asamblea quiere proclamar la independencia el 23 de abril de 2015, con un plazo de negociación exiguo que no guarda comparación con el proceso en el que se miran los independentistas catalanes, el escocés. Frente a los dos años que Escocia y Reino Unido se han dado para negociar la hipotética independencia de la nación, la ANC pide que sea en apenas cinco meses. “Este escenario está muy poco fundamentado. Hasta Rusia se ha dado un año para adaptar el marco legislativo de Crimea”, recuerda Joan Botella, catedrático de Ciencias Políticas de la Autónoma de Barcelona.
    El documento revela que la ANC está preparando “instrumentos” de presión después de la consulta, que no detalla para mantenerlos “confidenciales”. “Esta etapa puede ser relativamente larga y dura. El proyecto titulado De la desobediencia a la soberanía es el instrumento a partir del que la Asamblea está preparando esta etapa decisiva para el proceso”.
    Coller reflexiona al respecto: “Siempre puede haber un 20% o un 30% de la población que opte por la desobediencia civil, y si funciona puede arrastrar a más gente, pero dudo que sea el caso”.

    Control de la soberanía

    La ANC no solo propone proclamar la independencia, sino ejercerla desde el primer minuto. “La visualización pública de que el país entero funciona por sí solo debe ser claramente percibida y concretarse con elementos como el control de las grandes infraestructuras y fronteras, puertos, aeropuertos, seguridad pública, comunicaciones, etcétera”, reza la hoja de ruta. “Se trata de infraestructuras cuyo control está encargado a diversos organismos, entre ellos la Guardia Civil; la toma del control no sería un paseo”, avisa Joan Botella. Arbós duda de la aplicación concreta de esta medida y del papel que jugaría el Gobierno catalán. “¿Qué significa? ¿Quién lo controlará? ¿Cuál será la reacción del Gobierno catalán? Deben aclararlo, plantea ambigüedades inquietantes”.

    El papel de CiU

    Convergència Democràtica se ha mostrado especialmente permeable hasta la fecha a las peticiones de la ANC. Muchos de sus cuadros son socios de la entidad y en el territorio existe una completa simbiosis entre la actuación del partido y la de la asociación. También Artur Mas decidió adelantar las elecciones anticipadas tras el éxito de la manifestación del 11 de septiembre de 2012, impulsada en parte por la Asamblea. Esto contrasta, según algunos analistas, con la tradicional aversión que ha sentido Convergència hacia las demostraciones de fuerza en la calle. “CiU es un partido de orden que está apostando por un proyecto político apoyado en un actor, la ANC, con una dinámica que lleva a un elemento de ruptura e, incluso, de desestabilización”, expone Aitor Hernández Carr, profesor asociado de ciencia política de la Universidad de Barcelona. Para Hernández, hay una clara contradicción entre “el desorden público pacífico” que propugna la Asamblea y el Gobierno catalán. “La gran pregunta es hasta cuándo CiU seguirá esta dinámica, si cuando avance el proceso aguantarán o se tirarán atrás”.
    El historiador Joan B. Culla considera que no se puede comparar la actual Convergència con la de hace 20 años. “Estamos en otro paradigma”, sostiene, recordando que también el PSC ha dado pasos impensables años atrás. Considera “difícil” que la ANC arrastre a Convergència. “La ANC es un órgano de agitación y propaganda, y CDC es un partido político”, destaca Culla antes de concluir: “No creo que Convergència haga suya esta hoja de ruta”.

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