Descanso, descanso y más descanso. Eso es lo que supuestamente debe hacerse cuando se está de baja laboral, sin embargo hay quien aprovecha para quitarse algunos años de encima. Este es el caso de la princesa Mette-Marit, que después de dos meses ha retomado hace sólo unos días su agenda oficial después de ser intervenida el pasado mes de noviembre de una hernia discal. En su primera aparición en todo este tiempo, la princesa noruega sorprendió por su nuevo rostro mucho más terso. Con el objetivo de “dulcificar sus facciones”, según la prensa noruega, la princesa luce unas cejas tan elevadas que desafían, sin duda, la ley de la gravedad. Sin embargo, el cambio más notable está en sus pómulos y en sus labios, que han aumentado de forma considerable su volumen. Además, sus líneas de expresión se han difuminado hasta casi desaparecer.
“Desde luego botox lleva en la frente y en el contorno de los ojos. Por eso las cejas están ahora tan subidas y su mirada muestra resplandeciente y enérgica”, asegura Carmen Navarro, dueña de una de las clínicas de tratamientos estéticos preferidas de la jet set. Además, añade que el ácido hialurónico también ha sido clave en su cambio así como un cóctel de vitaminas que “le ha dotado de mucha luminosidad en el rostro. La piel necesita diversas vitaminas para combatir los síntomas del envejecimiento y para tener una piel sana”.
De esta manera, la futura reina de los noruegos se suma a otras consortes que han pasado por el quirófano para rejuvenecer su aspecto, como han hecho Rania y la Princesa Letizia. Desde que la reina de Jordania se convirtiera en el foco de atención de la prensa en 1993, cuando el Rey Abdulá confirmó su relación, su rostro se ha convertido en objeto de deseo de varios cirujanos que han ido esculpiéndolo. A pesar de que desde los años 90 se ha sometido a varias intervenciones estéticas, no fue hasta marzo del año pasado cuando sorprendió su repentino rejuvenecimiento tras caer, de nuevo, en la tentación del bisturí para remodelar de nuevo sus facciones físicas, sobre todo la nariz y los labios, que distaban mucho de los que lució en la boda de los Príncipes de Asturias. Allí, Rania se convirtió en un modelo de belleza, sobre todo de doña Letizia.
Poco o nada queda de aquella imagen que mostraba Letizia Ortiz en 2003 cuando presentaba el Telediario de TVE junto a Alfredo Urdaci. En agosto de 2008, y ya como Princesa, pasó por primera vez por el quirófano para realizarse una septorrinoplastia, según la versión oficial de la Casa Real y corregir, así, una desviación en el tabique nasal que le producía problemas respiratorios ocasionales. Sin embargo, y aunque esta fue su primera intervención, lo cierto es que Su Alteza ya era una habitual del centro de estética de Carmen Navarro, donde la pusieron a punto para su boda con el Príncipe en mayo de 2004 y le quitaron las estrías tras su embarazado la infanta Leonor.
El mentón, las bolsas de los ojos e incluso el pecho son también algunos de sus retoques dentro del quirófano pero, pese a todo, lo que más le gusta a la Princesa son las vitaminas, el ácido hialurónico, las inyecciones de botox y los peelings, con los que ha conseguido eliminar imperfecciones y arrugas y mostrar una piel luminosa y unos pómulos más voluminosos. Además, también habría que añadir su repentino y fugaz uso de pestañas postizas y los 'brackets' que se colocó en 2010 para tener una sonrisa perfecta y conseguir ser, de una vez por todas, esa princesa diez.
Otra de las princesas que parece haber sido diseñada a golpe de bisturí es Charlene Wittstock. La que es mujer del príncipe Alberto de Mónaco también ha sufrido una considerable transformación desde que en 2006 comenzaran a sonar los rumores sobre su noviazgo. Desde entonces, los modelitos de Armani Privé y de su inseparable amigo y asesor Karl Lagerfeld han ayudado a su cambio. Sin embargo, no todo lo que se ve es fruto de la naturaleza. Con un pómulo muy marcado, Charlene se perfiló la nariz por recomendación de un cirujano. El mismo o no, lo cierto es que la princesa volvió a ponerse en manos de un especialista para dar forma a sus labios y dotarles de más volumen, al igual que hizo con sus pómulos y las patas de gallo, que se han difuminado.
Las más naturales
Sin embargo, no todas las princesas tienen esa obsesión por su imagen. Aunque es cierto que tiene acceso a los mejores tratamientos de belleza, lo cierto es que el paso de los años no es algo contra lo que quieren luchar de forma incesante. De hecho, el ejemplo más claro es la reina Máxima de los Países Bajos, que luce con orgullo su edad, algo que no quiere decir que se descuide, ya que desde que se convirtiera en princesa en 2002 ha perdido varios kilos y su figura se ha estilizado a base de ejercicio y una dieta controlada.
Mary Donaldson, mujer del príncipe Federico de Dinamarca, es otro ejemplo de naturalidad. Lejos de gastarse dinero en tratamientos de belleza, ella prefiere invertir los 240.000 euros que recibe del erario público en ropa de Gucci, Hermès, Chanel y Prada, además de diseñadores daneses como Malene Birger o Jesper Hovring. Dicen las malas lenguas de su país que se gasta cerca de 2.500 euros diarios en remodelar su armario.
Más jóvenes que las anteriores, las hermanas Victoria y Magdalena de Suecia así como Kate Middleton no han hecho uso del bisturí aunque sí de los ya archiconocidos cócteles de vitaminas. De hecho, la duquesa de Cambridge se ha convertido en un tiempo récord en todo un icono de estilo en el que menos es más en maquillaje y donde el pelo es, tal vez, su mejor carta de presentación.
Más jóvenes que las anteriores, las hermanas Victoria y Magdalena de Suecia así como Kate Middleton no han hecho uso del bisturí aunque sí de los ya archiconocidos cócteles de vitaminas. De hecho, la duquesa de Cambridge se ha convertido en un tiempo récord en todo un icono de estilo en el que menos es más en maquillaje y donde el pelo es, tal vez, su mejor carta de presentación.
Máxima de Holanda, Mary Donaldson, las hermanas Victoria y Magdalena y Kate Middleton (I.C.)
COMENTARIO:
Un día de éstos se rompe.
Sin duda alguna Leticia es la menos natural. Simplemente debemos de ver sus primeras fotos y las de ahora para comprobarlo. Se ha recauchutado de pies a cabeza...y más. Creo firmemente que su animadversión por ella misma es fiel reflejo de lo tocada que tiene su salud mental.
No soy contraria a los tratamientos estéticos, el hacer uso de ellos puede ayudarnos para tener una imagen mejor de nosotros mismos. Sin embargo, el hacer uso indiscrimado de ellos me parece una reverenda idiotez, ¿Quién en su sano juicio quiere parecer el clon de Michael Jackson? Ah, sí: Leticia Ortiz Rocasolano.
No soy contraria a los tratamientos estéticos, el hacer uso de ellos puede ayudarnos para tener una imagen mejor de nosotros mismos. Sin embargo, el hacer uso indiscrimado de ellos me parece una reverenda idiotez, ¿Quién en su sano juicio quiere parecer el clon de Michael Jackson? Ah, sí: Leticia Ortiz Rocasolano.
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