sábado, 15 de febrero de 2014

EL REY EN PORTUGAL-CENA DE ANCIANOS QUE GUARDAN EL PROTOCOLO

El viaje de la Reina evitó que la foto de los tres matrimonios estuviera incompleta
 
Los tres matrimonios-Guardando las apariencias
Doña Sofía se sumó apenas tres horas antes de que partiera el avión hacia Lisboa.
Cuando la Reina (75 años) se despertó en el Palacio de La Zarzuela la mañana del pasado martes, lo último que se podía imaginar era que esa noche estaría cenando en Cascais. Aunque está muy acostumbrada a cambiar de planes -o más bien, a que le cambien los planes-, en esta ocasión apenas tuvo tiempo de cambiarse el traje claro que llevó por la mañana al Hospital La Paz por otro negro. Y es que Doña Sofía sólo supo que ella también iría a Lisboa cuando faltaban tres horas para que partiera el Falcon con el Rey (76) a bordo.
Hasta ese momento, a la cena que iba a ofrecer esa misma noche el presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva (74), en el Palacio de la Ciudadela de Cascais al Rey de España y al presidente de Italia, Giorgio Napolitano (88), iban a asistir exclusivamente los tres Jefes de Estado, sin cónyuges.

La esposa de Napolitano

Sin embargo, esa misma mañana cambiaron los planes. La primera dama italiana, Clio Maria Bittoni, anunció que ella acompañaría a su marido en el viaje a Portugal, ya que Napolitano siempre se traslada con un familiar. A sus 88 años, la presencia de su mujer le ayuda a hacer más llevadera la responsabilidad que asumió con su país. En ese momento, la primera dama portuguesa, María Alves da Silva, se sumó por cortesía a la cena, con el fin de acompañar a la esposa de Napolitano. Y acto seguido se comunicaron las novedades al Palacio de La Zarzuela y se invitó a la Reina a la cena.
Cuando la noticia llegó a Madrid, Doña Sofía se encontraba en el Hospital La Paz, visitando la Unidad de Medicina de la Adolescencia, sin saber nada del cambio de planes que la esperaba. Fue cuando regresó a Zarzuela, hacia la una de la tarde, cuando fue informada de las novedades. Doña Sofía no tenía ningún acto público para esa misma tarde, pero sí tres audiencias privadas convocadas en la mañana del miércoles que no podían ser aplazadas. Por lo tanto, la Reina se sumó a la cena con la idea de regresar a Madrid esa misma noche.
Poco antes de que partiera el avión, la Casa del Rey anunció que Doña Sofía también asistiría a la cena, igual que las primeras damas de Italia y Portugal. La noticia, sin embargo, cobró interés periodístico porque hacía más de dos años que los Reyes no realizaban ningún viaje al exterior juntos. En concreto, desde octubre de 2011, cuando asistieron a la Cumbre Iberoamericana de Asunción (Paraguay). En este caso, emprenderían el viaje juntos, pero regresarían por separado.
Para la Reina, que había empezado a las doce del mediodía en el Hospital La Paz, la jornada no terminaría hasta las dos de la madrugada, de vuelta en La Zarzuela. A sus 75 años, Doña Sofía está en condiciones de aguantar una maratón de este tipo. Con su esfuerzo, no sólo evitaría una foto incompleta de los tres matrimonios que alimentaría maledicencias; también respondería con la cortesía institucional que se espera en este tipo de circunstancias, pero además el viaje le permitiría cenar con las otras dos primeras damas, especialmente con María, la esposa de Cavaco, a la que conoce desde hace mucho tiempo. En cuanto la saludó, le pasó el brazo por la espalda, apoyó la mano en su hombro y se fue caminando con ella. Un gesto que Doña Sofía se reserva para muy contadas personas.

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