Un parado enfermo y sin casa, a punto de volver a la calle al recibir el alta del HUCA.
José María Martín arrastra secuelas de un tumor de vegija y una grave diabetes y no tiene a nadie que se haga cargo de él.
José María Martín Barrón tiene 54 años, está ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) con secuelas de un tumor de vejiga y serias complicaciones de la diabetes que padece, que ya le han acarreado la amputación de un dedo del pie. El paciente está a la espera del alta, que le anunciaron ayer, sin un lugar donde ir a vivir y nadie que cuide de él. Tiene serias dificultades para caminar, con los pies completamente vendados y sin poder calzarse unos zapatos; le fallan las manos; un enfermero le ayuda a comer y cuando salga del hospital tendrá que acercarse cada dos días al centro de salud de Otero, para someterse a las curas prescritas por el médico.
Eso es lo que cuenta Ana González, una vieja amiga de José María Martín Barrón, vecina de Colloto, que intenta frenar el alta médica o conseguir un alojamiento y atención para él en una residencia, a través de los servicios sociales. Asegura que ha insistido al personal sanitario para que sea trasladado al Hospital Monte Naranco, sin resultado, y afirma que los servicios sociales no le proporcionan plaza en una residencia porque no tiene aún la edad requerida.
Durante años José María Martín vivió en pensiones. Ahora se niegan a alojarlo por sus problemas de salud. Además de su diabetes arrastra problemas de incontinencia urinaria. En los últimos tiempos ha buscado refugio en los cajeros automáticos de los bancos y de allí lo ha rescatado en varias ocasiones su amiga, para llevarlo al médico o al hospital. Ella, que lo conoce desde hace años, cuenta que formaba parte de su círculo de amistades y que lo acogió en su casa en alguna ocasión para cuidarlo pero ahora, por diversas circunstancias personales, ya no puede hacerlo.
Cuando José María Martín Barrón salga del hospital sólo dispondrá del albergue de transeúntes para alojarse. Esa es la única oferta que a día de ayer había obtenido de los servicios sociales, según Ana González. En él sólo puede permanecer dos días. Por otra parte, su amiga afirma que, por alguna razón que desconoce, él se niega rotundamente a acudir al albergue, tal vez por alguna mala experiencia del pasado, intuye ella, pero está dispuesto a ir a una residencia.
José María Martín Barros trabajó durante muchos años en varias empresas. Su amiga cita la antigua Telefónica y una compañía de montajes. El hombre cobra 426 euros del servicio de desempleo, según su valedora, y ella le está ayudando a tramitar una pensión. No tiene relación con su familia ni nadie que se haga cargo de él, según Ana González, que dice desconocer las circunstancias que le han llevado a la situación en la que ahora se ve. No quiere entrar en eso, sólo le preocupan asuntos concretos y que necesitan una inminente solución: que su amigo está muy enfermo, que no puede cuidar de sí mismo y que, si nadie lo remedia, volverá a la calle, convaleciente.
La concejala de Servicios Sociales de Oviedo, Belén Fernández Acevedo, reconoció la complejidad del caso y aseguró que los servicios sociales municipales se pondrán en contacto con el HUCA hoy mismo para intentar solucionarlo. A juicio de Fernández Acevedo, "éste es un problema médico" y comenta que hace años los enfermos en esta situación eran remitidos al Hospital Monte Naranco. La edil mencionó incluso la posibilidad de ofrecerle ayuda a domicilio en una pensión, a través de los servicios sociales municipales.
COMENTARIO:
Noticias como ésta me entristecen enormemente pensando a dónde nos ha llevado el egoísmo del hombre y sobre todo de los ricos en una sociedad tremendamente materialista.
Para Chema y otros muchos como él, no hay ayudas.....ni ganas de buscarlas, pero para dejarles a los Fabras, Rocas, Muñoces, Urdangarines, Bárcenas, Eres y demás "fauna choriza", llevarse el dinero de enfermos, jubilados, asalariados y demás gente honrada, para eso si hay 'ayudas" de ........¿justicia, ministros de hacienda o economía y algún otro más...? que le encuentran justificación a todo.
Desgraciadamente hay muchas contradicciones en esta sociedad y mientras algunos se preocupan de chorradas y gastan el dinero en cosas absurdas los vivos malviven. Hay prioridades y debería primar el sentido común y no el capricho.
Un caso complejo...y algo vergonzoso en sociedades opulentas en las que los que tienen la exclusiva de la generosidad viven en espléndidos hogares y hasta en palacios. Deberían asomarse y contribuir a solucionar estos problemas tan graves.
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