sábado, 12 de octubre de 2013

UN AVE QUE VUELA SEIS MESES SIN PARAR

El ave que vuela 6 meses seguidos sin parar
Científicos documentan por primera vez cómo los vencejos permanecen en el aire durante 200 días, sin evidencias de aterrizaje, en su migración hacia África 
Por primera vez, un equipo de investigadores ha mostrado evidencias de que un ave, el vencejo real (Tachymarptis melba), es capaz de mantenerse seis meses enteros en el aire, aparentemente sin tocar el suelo, en su camino de migración hacia África. Hasta la fecha, desplazamientos continuos tan prolongados solo habían sido documentados en animales terrestres. Incluso para un ser tan aerodinámico como este, volar requiere una considerable cantidad de energía. Parece increíble pero, según explican los científicos en su estudio publicado en Nature Communications,todos los procesos fisiológicos vitales, incluído el sueño, ocurren entre las nubes.
En 2011, Felix Liechti y sus colegas del Instituto Ornitológico Suizo, colocaron a seis vencejos reales sendas etiquetas electrónicas para registrar sus movimientos y conocer la energía que gastan, con qué frecuencia se detienen y cuánto tiempo pasan volando. Estas pequeñas y ligerísimas aves pasan el verano en Europa, donde se reproducen, y después migran a África para pasar el invierno, a miles de kilómetros de distancia.
Un año después, cuando tres de los pájaros regresaron al mismo lugar de reproducción, los científicos recuperaron sus etiquetas electrónicas. «Cuando nos fijamos en los datos, nos quedamos totalmente impresionados -afirma Liechti a la revista del Smithsonian-. Durante su período no reproductivo en África, siempre habían estado en el aire»
Durante más de 200 días consecutivos, los pájaros se habían quedado en el aire sobre el África occidental. Las etiquetas solo recogen datos cada cuatro minutos, así que es imposible descartar la posibilidad de que aterrizaran en ocasiones entre esos intervalos, pero de lo que los científicos están seguros es de que todos y cada uno de los puntos de datos recogidos durante más de seis meses seguidos indicaban que, en ese momento, las aves estaban en el aire.

Día y noche en el aire

El hallazgo fue en parte posible gracias al pequeño sensor desarrollado por la Universidad de Berna que llevaban las aves. Estas etiquetas recogen datos sobre la aceleración del pájaro, el ángulo del cuerpo con respecto al suelo y la luz. De esta forma, los investigadores pueden deducir su altitud, y también podían saber los patrones de diferentes tipos de movimientos, como el aleteo, el deslizamiento en el aire o posarse en el suelo. «Se quedaron en el aire durante todo el tiempo que pasaron al sur del Sahara, el día y la noche», dice el científico. «A veces simplemente se deslizan durante unos minutos, así que no hay movimiento, pero el ángulo del cuerpo indica que todavía están planeando en el aire».
Cómo las aves son capaces de lograr esta hazaña todavía es un misterio. Pueden alimentarse de los insectos en el aire, pero ¿son capaces de dormir con el «piloto automático»? Los patrones de sueño en las aves son diferentes a los de los mamíferos, pero los autores del estudio creen que sus datos dan una respuesta positiva.
Claro que, ¿por qué iban a querer los vencejos pasar tanto tiempo en el aire, en vez de estar cómodamente posados sobre una rama? Liechti cree que quizás la dieta sea la clave. «Cuanto más al norte se van, más permanecen en el suelo por la noche. Además, cuanto más al norte, menos insectos hay en el aire, lo que podría estar relacionado», dice. También sugiere que hacer su vida en el aire podría reducir el riesgo de depredación o de contraer una enfermedad.
COMENTARIO:
El vencejo común y el real se diferencian en que el primero es totalmente negro y el segundo es como el de la foto.
No se posan en el suelo o ramas de arboles, por la simple razón de tener las patas cortas, tan cortas que de posarse, tendrían serias dificultades para despegar del suelo o donde estén posados.
Es mas, cuando a veces tropiezan con algún obstáculo y caen al suelo, ya les es imposible volver a volar y mueren de inanición.
Duermen en la capas altas de la atmosfera sobre los 2.000m de altura, pero siempre volando y la mayor parte del día se dedican a alimentarse a base de mosquitos y pequeños insectos voladores.
Al contrario que la golondrina, no beben agua, ya que de hacerlo con esas alas tan grandes, correrían el peligro de caer al agua y ahogarse.

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