Veremos.
Tal y como está la justicia un político imputado puede esperar a la sentencia sin dimisiones preventivas.
Ángel González, portavoz de IU en la Junta General del Principado, ha sido imputado por un juez en un asunto de adjudicación de lápidas funerarias que, dicho sea de paso, tiene su humor negro. González ha decidido no dimitir en contra de la doctrina oficial de su partido que siempre exige a los demás que abandonen el correspondiente cargo si se les pone cara de banquillo.
En IU verán qué hacen. Es imposible entender las interioridades de una coalición multi partidos y con tantas tendencias como militantes.
En mi opinión lo importante es el fondo del asunto.
Las leyes no le exigen dimitir a Ángel González. Bueno si se lo exigiesen se iría y punto. No habría debate.
Y el sentido común le apoya desde que en una situación similar Demetrio Madrid, presidente de Castilla y León, se fue para casa y después resultó absuelto. O más recientemente Camps, que dejó la presidencia de la Comunidad Valenciana y fue absuelto.
Una carrera política no es de quita y pon. La dimisión preventiva puede ser un ejemplo de hiper juego limpio pero los resultados muestran casos catastróficos que alteran la voluntad popular.
Item más. Después de la sentencia del faisán que conocimos el pasado miércoles ¿hay alguna seguridad sobre lo que le puede ocurrir a cualquiera en el banquillo?
Mejorando lo presente, cabe remontarse incluso al juez Estevill que cobraba por meter a la gente en la cárcel. Uno de los principales banqueros de este país le pagó para crujir a un ciudadano y así lo hizo. Descubierto el pastel, el banquero fue juzgado y le cayó apenas un rapapolvo.
Dicho de otra manera ¿hay justicia en España?
La hay pero también mucha injusticia. Mal asunto si dependemos de las cuitas de los togados cuando de la representación ciudadana se trata.
Por las mismas dos testigos falsos acusan a Rajoy de no se qué, un juez progresista lo imputa y para el próximo 20-N de nuevo elecciones.
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