sábado, 19 de octubre de 2013

¿LA EUTANASIA ES UNA OPCIÓN SI NO CREES EN DIOS TAN SÓLO EN LO MATERIAL?

Jeringuilla

Bélgica se dispone a ampliar la eutanasia a los menores de edad.

El consentimiento paterno será un requisito clave.

El 74% de la población apoya la medida.

El Senado deja para más adelante los casos de alzhéimer.

Bélgica se dispone a abrir un capítulo inédito en la regulación de la eutanasia. Tras casi dos años de debate, el proyecto para extender esa posibilidad a los menores con enfermedades incurables ha entrado en su fase final. La iniciativa belga resulta pionera porque renuncia a establecer un requisito de edad para los menores que se acojan a esta solución extrema. El Senado debate también la aplicación de la eutanasia a enfermos de alzhéimer, aunque esta opción está mucho menos madura.
La práctica supone en el país el 1% de los fallecimientos anuales
Bélgica es uno de los pocos países europeos —junto a Holanda, Luxemburgo y Suiza— que tiene regulada la ayuda a quienes eligen morir porque padecen una enfermedad incurable. La ley se aplica desde 2002 para adultos que han expresado la voluntad de morir al experimentar un sufrimiento físico o psíquico que no se puede aliviar. Entonces quedaron fuera los menores, pero las reiteradas demandas de los médicos para regular este vacío legal han devuelto la cuestión a las Cortes.
El interés belga por la eutanasia y el alto grado de aprobación que suscita en todo el país han permitido abordar abiertamente un asunto tan espinoso como el fin planificado de la vida de un menor. El senador socialista Philippe Mahoux, uno de los principales impulsores de los cambios y cirujano de formación, defiende la necesidad de hablar de ello sin prejuicios: “Lo que es violento no es hablar de practicar la eutanasia, sino de que haya niños con enfermedades incurables, que sufren un dolor irremediable”.
La mayor parte de la población respalda esta visión. Un 74% de los belgas son favorables a esa extensión a los menores, según un reciente sondeo publicado por el diario La Libre Belgique. El porcentaje subía al 79% para el caso de los enfermos de alzhéimer. La expectación suscitada ante este asunto llevó a televisar las numerosas comparecencias de expertos que ha habido en el Senado, el órgano con iniciativa legislativa en Bélgica.
Uno de los elementos que más debate ha suscitado es el relativo a la edad del menor. Frente al modelo holandés, que deja la decisión en manos del menor entre 16 y 18 años y exige el consentimiento paterno para casos entre los 12 y los 16, el legislador belga ha preferido no fijar límites. La condición será que tengan “capacidad de discernimiento”, un criterio que, además del médico que se enfrente a un caso de ese tipo, deberá evaluar un psiquiatra infantil. En la actualidad, los menores emancipados (a partir de 15 años) ya pueden someterse a una eutanasia sin permiso paterno.
“Soy totalmente favorable a esta opción con las garantías que se han establecido y siempre que exista consentimiento paterno”, explica Bernard de Vos, delegado general de los derechos del niño en la región francófona del país. Jacqueline Herremans, presidenta de la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente, abunda en lo acertado de no fijar una edad, pues “hay niños que tienen una madurez terriblemente impresionante tras vivir esas experiencias”.
“Cambia la filosofía porque han de dar el sí varias personas”, critica un opositor
El apoyo de casi todos los expertos que han intervenido en el debate público invita a pensar que el Senado votará este dossier antes del fin de la legislatura, para las elecciones generales de mayo. De momento, solo dos formaciones se oponen: la extrema derecha (el Vlaams Belang) y los democristianos de la CdH. Los senadores de ambos grupos representan el 11% de la Cámara.
Francis Delpérée, líder de los democristianos, explica con precisión sus reticencias a esa idea. Lejos de criterios ideológicos —Delpérée aclara que está de acuerdo con la ley de la eutanasia—, su objeción alude a que incluir en estos supuestos a los menores implica transgredir un elemento fundamental de la norma, que se basa en la voluntad de una sola persona, el enfermo. “Al concurrir personas suplementarias, los padres del menor en este caso, cambia completamente la filosofía”, razona. Este político considera suficientes las alternativas que ya existen: aplicar cuidados paliativos o sedaciones aceleradas, entre otros.
La importancia que Bélgica otorga a este asunto no deriva tanto del número de casos registrados como de su crudeza y de la necesidad que sienten los médicos de contar con un respaldo a una práctica que en muchas ocasiones se practica bordeando los límites de la ley. Cada año se registran algo más de 1.000 eutanasias, el 1% del total de muertes, según datos oficiales, que muestran un importante aumento en los últimos años. Aunque no existen cifras relativas a menores, uno de los estudios presentados ante el Senado revela que, en un 40% de las muertes de menores por una enfermedad incurable, los médicos tomaron alguna decisión de interrupción del tratamiento que mantenía al menor con vida.
Si la eutanasia infantil tiene muchas probabilidades de salir adelante en los próximos meses, trasladar esa posibilidad a quienes sufren de alzhéimer parece más lejano. Hasta ahora, el enfermo debe estar consciente al tomar la decisión o haber firmado un consentimiento previo que tiene una duración de cinco años. El senador Mahoux admite que el marco legal es insuficiente, pero no cree que aún exista el acuerdo necesario para cambiarlo.
COMENTARIO:
LA CULMINACIÓN DEL CAPITALISMO MATERIALISTA ES ANIQUILAR A LOS ENFERMOS Y VIEJOS, TODOS POBRES QUE SON COSTOSOS A LA SOCIEDAD Y EN ESAS ESTAMOS CON UNA MENTALIZACIÓN MUY SOFISTICADA POR LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.Esta es una noticia de Bélgica, pero aquí ocurren asuntos del mismo corte, aunque parezca diferente. Hay en la sociedad actual una querencia por las noticias sobre la muerte. Empecemos por el debatido asunto de los muertos en nuestra guerra civil y los restos de García Lorca, hasta los de Marta del Castillo, que no sé qué valor científico tiene esa pesquisa en la que tantos medios se gastan, así como el refocilamiento en series de corte forense que hace unas décadas se evitaban. Veamos ese Somalí de Lampedusa que, como si no tuviera problemas en la vida, primero se preocupa de que sean repatriados los restos de un familiar. Esto no me parece absurdo ni deja de serlo: es una moda, ahora bien, dicen los expertos en cine, que esta querencia por lo macabro ya la hubo en los años 1920-30 con las obras maestras de cine de terror. Y no apareció Frankenstein, pero si Hitler, y ese no era celuloide, sino real. A mí eso, junto con cosas como el asunto Bárcenas, me huele efectivamente, a muerto. Esta es una sociedad que aquí y ahora se ha puesto a amar la Muerte, y el que ama algo, lo suele conseguir.

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