martes, 24 de septiembre de 2013

NOSOTROS SOMOS ASÍ, MUY INTERESADOS

Germania.

La oposición de millones de alemanes a tapar nuestros agujeros con su dinero.

Un grupo testimonial de alemanes ofrecieron sus votos a ciudadanos de la Europa meridional, aceptando así que todos los afectados por el resultado de unos comicios deberíamos poder participar en ellos. La idea bebe de un comentario de De Gaulle sobre las elecciones en Estados Unidos, que tenía tono humorístico, pues de vincularse realmente el derecho al voto con los efectos de la elección, casi todo el mundo debería poder votar en casi todas las elecciones, y así, por ejemplo, millones de africanos darían la victoria a los partidos españoles partidarios de las fronteras abiertas y los papeles para todos. Ni que decir tiene que la mayoría de españoles se opondría. Exactamente de la misma forma, millones de alemanes se oponen a tapar nuestros agujeros con su dinero, y no les parece estar cometiendo el acto de egoísmo que les atribuimos con cierta hipocresía, porque el europeísmo español siempre ha sido interesado. Europa era la democracia, el progreso, la modernidad, la riqueza, el tren que habíamos perdido y queríamos alcanzar. Europa era nuestro futuro porque cualquier otro no era nada apetecible. Había y hay entre nosotros verdaderos europeístas, movidos por la convicción y no por la conveniencia, pero son una minoría ilustrada. También los hay en Alemania, y allí tiene más mérito, porque van contra corriente. Para la mayoría de contribuyentes, su visión del continente también está coloreada por el interés doméstico. No hay un sentimiento nacional europeo, y tras la familia, la nación es el ámbito natural de la solidaridad. Tal vez la nación podría definirse de esta manera: grupo humano asentado en un territorio que se reconoce a sí mismo como ámbito del deber de solidaridad. Para los demás, lo que sobre, si es que sobra. Alemania tiene sentimiento nacional y por ello los lander occidentales aceptaron el esfuerzo necesario para la integración de los orientales tras la reunificación. Pero no se sienten obligados a nada parecido para con los griegos, los portugueses, los italianos o los españoles. Otra cosa son los intereses objetivos de los bancos y la gran industria, asuntos que se despachan discretamente y en pequeño comité. En la dimensión de gran público, esperar que Merkel vaya a defender públicamente los eurobonos es como esperar que los germanos se sientan miembros de la misma nación que los lusitanos.

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