“Soy autónomo, gano en torno a 100.000 euros al año. Hacienda se lleva el 21% de todas mis facturas en el IRPF, y otro 21% con el IVA, es decir, un 42% de esos ingresos ya se van para las arcas del Estado, y encima tengo que adelantarlo porque en muchos casos pago un IVA que ni siquiera he cobrado. Pero ahora, además, mi declaración de la Renta sale a pagar casi 20.000 euros, es decir, otro 20% más. La cuenta es clara: de cada 100 euros que gano, 60 se los lleva el Estado, ¿realmente crees que me merece la pena? Resulta que acabo trabajando para Hacienda y con lo que me queda tengo que hacer frente a una gasolina cada vez más cara, a los colegios de los niños, a la hipoteca que además hay meses que no pago porque yo tampoco cobro… Ropa, libros, comida… No puedo más, estoy desesperado y que ni se me pase por la cabeza intentar engañar al fisco… Eso podrán hacerlo otros, pero yo no, me tienen cogido por los h… Lo saben todo de mi… Antes de que llegara el PP podía vivir, pero desde hace unos meses esto se está haciendo insufrible y me estoy pensando seriamente mandarlo todo a la m… Hubo un momento en que pensé en ampliar el negocio, contratar a alguien que me echara una mano, y ahora en lo que estoy pensando es en emigrar”.
Esto no es una invención, es la realidad de cientos de miles de pequeños empresarios y autónomos de este país, los que crean empleo y riqueza y que conforman esa amplia clase media contra la que el Gobierno del Partido Popular ha enviado, como si del Séptimo de Caballería se tratara, a los inspectores de Hacienda para exprimirla como a un limón y sacarle hasta las entrañas. No pueden con los ricos porque esos evaden hasta la camisa y no hay quien les pille, y a las clases más bajas hay que ayudarlas por solidaridad…
¿De donde recaudamos? De la clase media, y como el país necesita más ingresos, oiga, para que vamos a plantearnos la opción de reducir el gasto, de adelgazar al máximo posible el Estado, de eliminar subvenciones que no sirven para nada, de hacer una profunda reforma del gasto público y del sistema tributario para que paguen más los que más ganan y se apliquen medidas que fomenten el emprendimiento y la creación de empleo… No. Vamos a por lo fácil, a por lo sencillo, a por lo cómodo: machacar hasta la extenuación a las clases medias de las que, sorprendentemente, se alimenta electoralmente el Partido Popular.
Esto es lo terrible del asunto: el PP está destrozando su propio electorado, esa franja enorme de ciudadanos que se sitúan entre el centro-izquierda y el centro-derecha que es la que le permite ganar las elecciones y gobernar. El viernes, un conocido mío, dentista para más señas, me contaba desesperado como hace unos días aparecieron en su despacho dos inspectores de Hacienda, así, por las buenas, sin avisar, delante de todos los clientes, tratándole como si fuera un delincuente… ¿De verdad cree el Gobierno que ese hombre, votante del PP, volverá a confiar en él? Porque, además, eso tendría su explicación si no hubiera alternativa, pero la hay, aunque el Gobierno se empeñe en no querer verla.
Los casos de profesionales a los que el fisco envía a los hombres de gris se multiplican por doquier. Todo con tal de recaudar, de buscar hasta el último céntimo en los bolsillos de aquellos que poco o nada pueden hacer para escapar de esa presión, y que además no disponen en muchos casos de los recursos suficientes para poder defenderse cuando se trata de casos clamorosos de abuso por parte de la autoridad. Le pregunto a un ministro del Gobierno y contesta resignado: “Es cierto, estamos descargando sobre los hombros de los asalariados el peso del ajuste… En eso, la crítica de Esperanza Aguirre está totalmente fundamentada”.
Si al menos esto le permitiera al Gobierno incrementar su recaudación… Pero lo cierto es que España tiene uno de los niveles recaudatorios más bajos de la UE, no llega ni al 35% del PIB, muy lejos del 41% del año 2007, claro que entonces Hacienda llenaba sus arcas gracias al boom inmobiliario. La recaudación más baja de la UE, y los tipos más altos: el marginal del 52% escala las cumbres fiscales más elevadas de la Unión. Es evidente que España tiene un problema con su fiscalidad y con su déficit pero el Gobierno, en lugar de buscar soluciones estructurales a lo primero y a lo segundo, ha tirado por la calle de en medio acribillando a las clases medias.
Y miren, es bastante probable que los recortes en Sanidad o Educación, por más que le pese a la izquierda, no tumben al Gobierno de Rajoy más que nada porque, aunque no lo parezca, la mayoría de la población ha interiorizado ya que no podemos seguir manteniendo una estructura de Estado de Bienestar en el que todo sea gratis total. Pero lo que si puede llevar al Gobierno a su tumba es esto, porque es en lo único que la inmensa mayoría de votantes del PP estaba totalmente de acuerdo: no quería más impuestos. Tomen nota, señores del Gobierno, porque por este camino si que están consiguiendo el rechazo -silencioso, pero rechazo al fin y al cabo- de su masa de votantes.
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