La Generalitat utiliza su red en el exterior para impulsar el soberanismo
El argumentario de Diplocat tilda de “caótica” y recentralizadora la España actual
El 66% votaría sí a la independencia según el organismo del Gobierno de CiU.
La Generalitat de Cataluña ya tiene a pleno rendimiento el servicio diplomático que puso en marcha el pasado mes de febrero y que, bajo el nombre Diplocat, tiene por objetivo amplificar el proceso soberanista que impulsa Artur Mas. La dirección del organismo ha remitido a las entidades que colaboran con Diplocat los primeros argumentarios para explicar al público anglosajón las razones por las que los nacionalistas catalanes defienden una consulta de autodeterminación. El documento dibuja una situación actual de España como un país “caótico” que oprime los sentimientos nacionales de los catalanes, se niega a negociar con un “movimiento pacífico” y maltrata económicamente a Cataluña.
Según el argumentario, al que ha tenido acceso EL PAÍS y que Diplocat ha comenzado a distribuir entre sus colaboradores este mes, entre muchos catalanes se ha instalado el sentimiento de que “cualquier negociación con España resulta imposible”. “Muchos catalanes ya no reconocen a España como el país tolerante e inclusivo que deseaban que se construyera después de Franco”, reza en su introducción. A partir de aquí el documento se basa en defender el “derecho a decidir” de los catalanes y a denunciar malas artes democráticas por parte de los partidos e instituciones del Estado.
Diplocat fue presentado en febrero como un servicio de “diplomacia amateur” integrado por voluntarios que desean ayudar al Gobierno catalán a explicar y fomentar en el exterior el proceso soberanista. Diplocat funciona con presupuesto público, pese a ser un consorcio entre la Generalitat, la Diputación de Barcelona, el Ayuntamiento de la capital y diferentes empresas privadas. El consejero catalán de la Presidencia, Francesc Homs, explicó en su presentación que el organismo trabajaría coordinadamente con la red de 34 oficinas comerciales y cinco delegaciones políticas que la Generalitat ya tiene en el exterior.
Los argumentos que defiende Diplocat coinciden plenamente con la hoja de ruta política de Convergència i Unió y de sus socios de Esquerra Republicana. El eje argumental es que España es un país con un modelo territorial fracasado por una descentralización incompleta y mal organizada en el que Cataluña sufre las consecuencias. “Los fallos e ineficiencias del sistema están siendo utilizadas por el Gobierno español para justificar la recentralización, pero de hecho la decisión de hacer inefectiva la descentralización fue tomada hace ya años”.
También se denuncia la supuesta solidaridad excesiva de Cataluña con el resto de comunidades, a la que se culpa de la grave situación financiera actual de la Generalitat. “Cada año el déficit fiscal de Cataluña es equivalente al 8,7% de su Producto Interior Bruto”, concreta. Por este motivo, “Cataluña, uno de los motores económicos de Europa, esta altamente endeudada y sufre para pagar sus servicios públicos básicos”, añade el texto.
La deuda de la Generalitat es culpa del déficit fiscal, asegura la 'diplomacia' catalana
Diplocat insiste en que en España no hay diferencias entre los dos grandes partidos mayoritarios en cuanto a lo que a Cataluña se refiere. En este sentido recuerdan la declarada voluntad de “españolizar” a los alumnos catalanes del ministro de Educación, José Ignacio Wert. También se lamenta que los partidos recurran a los comentarios “incendiarios” sobre Cataluña para “ganar elecciones”, algo que “difícilmente puede decirse que contribuya a la unidad”.
La conclusión es que España ha decidido que no quiere ser una “sociedad multicultural”. “Muchos políticos españoles, tanto de izquierdas como de derechas, consideran las diferencias entre Cataluña y el resto de España no como una riqueza cultural sino como una amenaza a la unidad nacional”. En este capítulo también añaden que estos partidos se han “adueñado” de la Constitución para interpretarla en un solo sentido. “Utilizando la Constitución para imponer restricciones a una minoría particular han minado el consenso sobre el que se edificó la Carta Magna”. Por esta razón el documento descarta estadios intermedios como el federalismo. “Algunos políticos catalanes aún desean continuar negociando, con el ánimo de convertir España en un país federal. Pero el Gobierno español ya ha dicho que esto es inaceptable, y muchos catalanes creen que no se puede negociar con España porque España no quiere hacerlo”.
En el aspecto lingüístico, también se lamentan los ataques al sistema de inmersión lingüística en catalán, que según Diplocat ya es “bilingüe”, pese a las quejas de algunos padres y varias sentencias judiciales.
En un intento de demostrar que en Cataluña existe una mayoría favorable no solo a celebrar una consulta sino también a la independencia, Diplocat extrapola los resultados del último sondeo oficial de la Generalitat. Asegura que en una eventual consulta, el 66% de los catalanes votaría por la independencia.
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