“Existe un conflicto casi permanente entre Cataluña y España”.Con estas palabras presentó el presidente catalán, Artur Mas, los actos de conmemoración del tricentenario de 1714, que conmemora la caída de Barcelona ante las tropas de Felipe V. Para celebrar esa efemérides, la Generalitat de Cataluña tiene previstos un sinfín de actos oficiales, además de su intención de celebrar el referéndum independentista. La idea lanzada en su día por Josep Lluís Carod-Rovira se ha convertido, así, en el objetivo primordial de los partidos nacionalistas y en la prioridad del Gobierno catalán, marcando la agenda no sólo a nivel autonómico, sino también estatal.
Mas aseguró que en el trasfondo de ese conflicto “hay un choque de culturas, porque la cultura española se ha intentado imponer tradicionalmente, mientras que la cultura catalana ha intentado fundamentarse en el pacto, rehuyendo el conflicto”. De ahí que haya definido a Cataluña “como sujeto político y no como objeto”, ya que “a un objeto se le impone la lengua y se le recaudan los impuestos”.
La oposición ha criticado don dureza los dispendios del Gobierno catalán en esta efemérides. La Generalitat, por ejemplo, ha destinado una partida de más de un millón de euros para la organización de actos el año que viene. Esta partida se destinará a “una oficina técnica que realice funciones de conceptualización, planificación, coordinación y dirección técnica sobre los actos y actividades incluidas en la Conmemoración del 1714”. El presidente catalán ha creado incluso una Comisión de Conmemoraciones. Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona ha tirado la casa por la ventana y, además de las partidas para actos, ha comprometido más de 84 millones de euros durante los próximos años para el Centro Cultural del Born, que será la sede emblemática de las reivindicaciones de este “espíritu nacional”. Para este año, el gasto previsto en ese centro es de 16 millones de euros.
Pero, para Mas, todo eso está justificado, ya que “en estos tres siglos ha habido mucha gente que ha hecho contribuciones decisivas y se ha dejado la piel y la vida y ha padecido exilio”. Por ello, considera que los gastos destinados a celebrar el Tricentenario están más que justificados “pero no por razones folclóricas, sino por cuestiones de justicia y dignidad nacional”. A este respecto, puso como ejemplo que “el 11 de Septiembre no es la celebración de una derrota. Es la celebración de una lucha universal por la libertad”.
También reconoció que, aunque en Cataluña sí ha habido “sentido de país”, no ha habido “sentido de Estado catalán”. Y lanzó un llamamiento muy claro: “dicen que la historia la escriben los vencedores; convirtámonos nosotros, esta vez, en vencedores”.
La presidenta del Parlamento autonómico, la democristiana Núria de Gispert, que acompañó a Mas en la presentación de los actos del Tricentenario, también señaló que el encaje autonómico de Cataluña en España “es una vía sin recorrido” y reclamó que los catalanes “puedan pronunciarse sobre su futuro. No queremos que nos dejen ser, sino que queremos ser”.
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