miércoles, 20 de marzo de 2013

AUMENTA EL RIESGO DE CONTAGIO DE CHIPRE PARA ESPAÑA


El impuesto de Montoro culmina 

el maltrato al ahorro cuando 

más falta hace.

Una hora después de que Luis de Guindos dijera que los depósitos de menos de 100.000 euros son sagrados, el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunciaba un nuevo impuesto sobre estos productos. Este tributo puede significar la puntilla para el ahorro en nuestro país, después del maltrato que han supuesto la rebaja de los intereses de los depósitos 'sugerida' por el Banco de España, la subida del IRPF y la tasa Tobin. Todo ello, más el escándalo de las preferentes, incrementa el riesgo de contagio de la crisis de Chipre y de una salida de fondos de la banca española, justo en el momento en que más falta hace el ahorro nacional para reequilibrar las cuentas del sector y para cubrir las necesidades de financiación del Estado.


El nuevo impuesto de Montoro, que "tendrá un tipo moderado y no tendrá afán recaudatorio" según el ministro, pretende compensar a las comunidades autónomas donde existia ese tributo antes de que el Gobierno lo sustituyera por un tipo cero: Andalucía, Extremadura y Canarias. Aun así, ha provocado una airada reacción entre los expertos y en las redes sociales. Aunque en principio deben pagarlo las entidades, todo el mundo da por hecho que lo trasladarán a los clientes. "Al final es lo mismo que en Chipre pero lentamente en vez de hacerlo de golpe para que no nos enteremos", se queja un economista. "La ocurrencia y el 'timing' de Montoro anunciando un impuesto a depositos es francamente impecable", añade Daniel Lacalle, colaborador de El Confidencial.



El problema es que llueve sobre mojado. En 2012 entró en vigor la subida del IRPF para el ahorro, que elevó el tipo impositivo al 21% hasta 6.000 euros, al 25% entre esa cantidad y 24.000 euros, y al 27% por encima de ese límite. Y, como es sabido, a principios de este año el Banco de España estableció unos límites a la remuneración de los superdepósitos para poner fin a la guerra del pasivo. Aunque finalmente no impondrá sanciones a los incumplidores en forma de mayores requisitos de capital, como adelantó El Confidencial, ha conseguido su objetivo y todas las entidades relevantes han bajado los intereses que pagan por el ahorro.



Y todavía falta por llegar la tasa Tobin, aprobada por la UE en febrero y que gravará la inversión en bolsa, en deuda y en derivados. Toda una panoplia de medidas que castigan el ahorro y que se añaden a la desconfianza creada en los ahorradores por el escándalo de las preferentes y la subordinada, así como a los temores sobre la solidez de nuestro sistema financiero, que se tradujeron en una salida de depósitos de 55.000 millones el año pasado. Y que ahora pueden facilitar el temido contagio de Chipre, que de momento niegan tanto las entidades como el Banco de España.



¿De dónde va a salir el crédito y quién va a comprar la deuda?
Lo peor de todo es que este maltrato al ahorro se produce cuando más se necesita en nuestro país. El gran objetivo de todas las entidades financieras, sanas y rescatadas, es reducir la diferencia entre créditos y depósitos, el llamado 'gap comercial'. Esta diferencia, fruto de la burbuja del crédito, les obliga a financiarse en los mercados, de ahí que la deuda bancaria sea tan gigantesca: la mayor amenaza para el sector. Y ante el cierre de los mercados durante la crisis, no han tenido más remedio que depender de la barra libre de liquidez del BCE, algo que puedeagravarse ahora con la crisis chipriota. Para reducir esta diferencia, los bancos deben restringir el crédito (cosa que están haciendo en los últimos años) y también captar depósitos. Si esta captación sigue cayendo por culpa de las medidas del Gobierno, el objetivo no se cumplirá y la consecuencia es que el crédito seguirá sin poder fluir.



Y no sólo se trata de la banca. La tasa de ahorro en España cayó al 7,6% en el tercer trimestre de 2012, insuficiente para financiar una recuperación de la inversión y el consumo, y, sobre todo, las ingentes necesidades de financiación del Estado; es decir, para comprar toda la deuda pública que emite el Tesoro (cuyo principal comprador es la banca nacional... que también necesita depósitos para financiar esta inversión). Por tanto, eso hace imprescindible el recurso al ahorro extranjero, que estaba respondiendo en los últimos meses pero que ahora puede volver a retraerse también por culpa del miedo generado por Chipre.

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