domingo, 10 de febrero de 2013

CARMEN MARTÍNEZ BORDÍU CONQUISTA AL REY DEL DESGUACE.

ES LA REINA DE LA FRIVOLIDAD A LA QUE LOS ESPAÑOLES LE HEMOS TOLERADO TODO TIPO DE VIDA LINCENCIOSA Y REIDO TODAS SUS GRACIAS. EN OTRO PAÍS SERIO SU VIDA HUBIERA SIDO ANODINA Y NUNCA PROMOCIONADA EN MEDIOS PÚBLICOS. ES UN MAL EJEMPLO PARA LA SOCIEDAD ESPAÑOLA . INCANSABLE E INSACIABLE EN BUSCAR EL AMOR CON INTESIDAD Y GOZAR DE UNA HERENCIA INMERECIDA Y NO MUY DIGNA.DEBERÍA DE PASAR POR LA VIDA ALGUNA CON DISCREPCIÓN PARA EVITAR LA INDIGNACIÓN "NO TODO VALE".

Una foto en El Rocío sitúa al empresario Luis Miguel Rodríguez como el nuevo amor de Carmen Martínez-Bordiú. Ella quiere poner fin a su matrimonio con José Campos.
«Hay ocasiones en las que tienes que cortar. En mis dos matrimonios, he optado por la cirugía para evitar la metástasis, que puede acabar con tu vida», declaraba Carmen Martínez-Bordiú hace unos años a la revista «¡Hola!». Ahora, tras siete años casada con José Campos, la historia se repite y vuelve a cortar por lo sano para poner fin al que ha sido su tercer matrimonio.

Desde que se dieran el «sí, quiero» en junio de 2006, en la localidad sevillana de Cazalla de la Sierra, los rumores de crisis han planeado sobre esta relación que a algunos se les antojaba demasiado abierta. Y aunque la «dama del Sardinero», como se la conoce en tierras cántabras, pasaba alguna temporada que otra junto a su marido en la casa familiar que la pareja posee en Santander, sus idas y venidas, que no han pasado desapercibidas a nadie, han ido en aumento con los años. Una situación que ambos consentían y que ahora, al parecer, ha dado al traste con su matrimonio.

Solo tres meses han pasado desde que se les viera juntos por última vez el pasado mes de noviembre en el funeral del barón de Alacuás, tutor de Luis Alfonso de Borbón, hasta la aparición hace unos días de Carmen en El Rocío acompañada por Luis Miguel Rodríguez García-Rivera, dueño de Desguaces La Torre, y que para muchos es ya el nuevo amor de la «nietísima». Un corto espacio de tiempo en el que la vida de este adinerado empresario, separado que no divorciado, ha sufrido un vuelco tras pasar del anonimato más absoluto a ser la comidilla de la prensa del corazón. Lograron pasar desapercibidos cuando hace apenas un mes viajaron hasta Oviedo en el helicóptero particular del empresario para que Carmen fuera operada de la vista en la prestigiosa clínica Fernández-Vega, y también en muchas de las veladas que han compartido con su círculo más íntimo, dentro del que se encuentran el empresario Manuel Herrero o Nuria González, esposa de Fernando Fernández Tapias.

Pero a la tercera fue la vencida, y el viaje a la Candelaria terminó por sacar a la luz ésta cada día más consolidada relación, que surgió al parecer tras ser presentados por Mari Luz Barreiros, gran amiga de ambos. La amistad entre Luis Miguel Rodríguez y la exmujer de Polanco viene de antaño, cuando el empresario madrileño ejerció de mecenas pagando de su bolsillo un museo en honor a Eduardo Barreiros, padre de Mari Luz y todo un referente en la industria española del automóvil, construido por los arquitectos Tuñón y Mansilla en unos terrenos próximos a desguaces La Torre. Empresa esta última que «Luismi», como le llaman sus íntimos, creó con tan solo 22 años, y sin tener idea del negocio, en un terreno de 10.000 metros que le había dejado su abuela a la entrada de Torrejón de la Calzada, cerca de Parla, localidad en la que nació. Un pequeño desguace que con el paso de los años ha sido capaz de transformar en la planta de reciclado de vehículos más grande de España, revolucionando el sector a base de convertir los destartalados cementerios de coches en modernos centros de tratamiento.

Primer amor
Mucho ha llovido desde que en 1968, con tan solo 17 años, la nieta preferida de Francisco Franco se enamorara perdidamente de Jaime Rivera Ballesteros, de 27, un joven bien parecido y muy popular en el Club de Campo por ser un destacado jinete. Afición que alternaba con su trabajo como relaciones públicas del Banco de Granada en Madrid, con el que se ganaba la vida. Pero el inmenso amor que Carmen sentía por él no fue suficiente para el marqués de Villaverde, que consideraba al joven Rivera poca cosa para su hija porque no tenía ni títulos como el duque de Cádiz, ni dinero como otros pretendientes.

La huida
Tras ese amor de juventud, Carmen contrajo matrimonio en 1972 con Alfonso de Borbón y Dampierre, nieto del Rey Alfonso XIII, a quien Franco nombró duque de Cádiz, con tratamiento de Alteza Real, y tuvo con él dos hijos: Fran, fallecido en 1984 en un accidente, y Luis Alfonso. Pero en 1975, al poco de morir su abuelo, decidió separarse, dejando a sus hijos a cargo de su padre, y trasladarse a vivir a París junto al que, quizá, ha sido su gran amor, Jean-Marie Rossi, 22 años mayor que ella. La pareja, que se casó por lo civil en 1984, compartió diez años de amor y una hija, Cynthia.

En el verano de 1993, cuando el matrimonio con el anticuario francés era ya solo una unión de apariencia, Carmen conocería al arquitecto italiano Roberto Federici en una fiesta ofrecida por Víctor Manuel de Saboya, en Córcega. A partir de ahí, y tras divorciarse de Rossi un año después, la pareja inicio un noviazgo que duro once años. El amor, que se les terminó rompiendo en 2004, volvería dos años después a la vida de la Bordiú de la mano del santanderino José Campos, 16 años más joven que ella, con el que volvió a pasar por la vicaría en junio de 2006, con la sonada ausencia de su hijo, Luis Alfonso. Un tercer matrimonio que a día de hoy es ya también historia.



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