viernes, 11 de enero de 2013

LAS PENSIONES CORREN PELIGRO


LAS PENSIONES CORREN PELIGRO DE QUE LLEGUE UN DÍA QUE NO HAYA FONDOS PARA PAGARLAS.


Saquear la hucha de las pensiones.
Dedicar un 90% del fondo de reserva de la Seguridad Social a suscribir deuda pública española.
Lo afirma la edición alemana del «Wall Street Journal» y lo recoge «Der Spiegel»: «España ha saqueado la hucha de las pensiones». Los muy ortodoxos teutones consideran «saquear» el verbo que mejor se ajusta a la acción de dedicar un 90% del fondo de reserva de la Seguridad Social (que dispone de unos 65.000 millones) a suscribir una parte de esa deuda pública española que los inversores extranjeros no quieren comprar. Sabíamos que los bancos españoles son grandes compradores, con el dinero que les presta el Banco Central Europeo para animar la economía (así se cumple el deseo español de que el emisor europeo compre su deuda, y los banqueros españoles hacen un negocio redondo con el diferencial de tipos).

No era en cambio tan divulgado el papel del fondo de reserva. «Esto es pasar dinero de la mano derecha a la mano izquierda», afirman los alemanes. Y parece un riesgo. Si los inversores extranjeros no quieren deuda española, a pesar de los elevados tipos de interés, es porque dudan de su fiabilidad. Y el Gobierno está colocando el dinero de la hucha de las pensiones en esa deuda de dudosa solvencia, necesaria para evitar la suspensión de pagos. He aquí cómo las cotizaciones de empresarios y trabajadores a la Seguridad Social se instrumentan para ahuyentar el fantasma del rescate, sin seguridad ninguna de que consigan evitarlo. Se supone que el dinero de la hucha tendría que estar invertido en valores de máxima seguridad, incluso a costa de un rendimiento menor.

Cualquiera de nosotros que ahorrase por su cuenta para la vejez, ¿aceptaría depositar lo ahorrado en activos dudosos que nadie compra? Más aún tras escándalos como el de las preferentes, por no hablar de quienes vieron su hipoteca burbujeante como el mejor plan de pensiones. Enseñados por tales escarmientos, lo normal sería mandar nuestro dinero a los refugios más seguros que conociéramos. Y la deuda pública española no está entre ellos. ¿Qué ocurrirá con las pensiones, garantizadas por el fondo, si las cosas van peor de como las describe el optimismo oficial y aparecen problemas para cumplir con los vencimientos de la deuda pública? ¿Qué ocurrirá si, por semejantes razones, la Seguridad Social debe recurrir cada vez más al fondo y, por lo tanto, se ve obligada a vender una deuda que nadie quiere comprar? Para quienes no entendemos nada de economía, estas son preguntas inquietantes.



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