NO SIRVE CON PARECER MUY CATÓLICO HAY QUE DEMOSTRARLO

Ourense.Galicia-España(foto J.A.Miyares)

NO SIRVE CON PARECER MUY CATÓLICO HAY QUE DEMOSTRARLO.

Uno de los onerosos periplos de Carlos Dívar, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, tuvo como destino Asturias en octubre de 2009, y según ha trascendido la mecánica del asunto fue la misma que la de otros viajes del juez a Marbella o a su Málaga natal. A saber, un viaje «mixto» de naturaleza oficial y privada en el que una reunión de unas horas por causas institucionales se transformó en una cuenta de gastos a cargo del erario público de unos 2.300 euros.

El desglose de la cifra habla de 600 euros en desplazamiento, 1.450 en alojamiento, 240 en manutención -el pan nuestro de cada día-, y 60 en gastos de protocolo. Dívar llegó al destino ovetense dos días antes de la reunión de autos, pero no fue en esa ocasión cuando él, reconocido católico, mantuvo un encuentro con el arzobispo Carlos Osoro y asistió a una misa celebrada por el mitrado en el Palacio Episcopal. Dicho encuentro se había producido unos meses antes, en marzo del mismo año.

Queremos decir con ello que al menos no hubo una circunstancia ni una cita de creyente en el referido viaje de octubre por parte de quien desde hace años era conocido como el «padre Dívar», a causa de sus firmes convicciones católicas y como miembro de la Adoración Nocturna.

¿Añade o resta esta circunstancia valor o contravalor a la actuación de Dívar? Ha habido dos manifestaciones suyas inquietantes al respecto: una, que «no tengo la conciencia de haber actuado mal y no voy a dar explicaciones», y dos, que consideraba una «miseria» la cuantía de lo que algunos colegas le echaban en cara como gastos malversados. En ambas expresiones se detecta la carencia de al menos tres de la cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia y fortaleza. La cuarta es la templanza, ya que aparenta el juez hallarse muy templado pese a que la situación ya se ha vuelto insostenible.