Rí de Villaviciosa-Asturias-España(foto J.A.Miyares)
El presidente del Supremo cargó al erario 24 cenas y 8 comidas para dos.
Incluyó como gasto protocolario una lujosa cena para él mismo la noche de Reyes
El presidente del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, cargó como gastos protocolarios a los presupuestos de la institución que preside hasta 24 cenas y ocho almuerzos para dos personas, en restaurantes de lujo como Villa Tiberio, Marbella Club Golf Resort & Spa o Puente Romano, en los 20 viajes que realizó a Puerto Banús (Málaga), entre noviembre de 2008 y el pasado marzo, según fuentes del Consejo. No son los únicos gastos de protocolo que Dívar pasó para su abono por dicho organismo.
Los gastos protocolarios o de representación de los que gozan algunas instituciones suelen tener como finalidad agasajar a otras personalidades de organismos similares de otros países o a representantes de otros poderes del Estado. En la empresa privada suelen estar orientados a obtener beneficios futuros, por lo que lo habitual es que se enmarquen dentro de una actividad económica de la empresa.
En el Consejo del Poder Judicial, esos beneficios son más intangibles y van unidos al prestigio que debe tener una institución de esa naturaleza y, por tanto, esos gastos nunca pueden ser de naturaleza privada. Pero en el viaje que el presidente Dívar hizo a Puerto Banús del 2 al 9 de enero de este año cargó a los presupuestos, como gastos protocolarios, una cena de un solo comensal: él mismo. Fue la cena del viernes 6 de enero, día de Reyes, en el restaurante del hotel Puente Romano. En fecha tan señalada no hubo ninguna actividad oficial que justificase el cargo.
Dívar, que probablemente se encontraba de vacaciones, abonó con cargo a su tarjeta personal los gastos de desplazamiento, alojamiento y manutención de ese viaje, pero no los gastos protocolarios. En ese periplo cargó al erario público una cena para dos personas, el 3 de enero, y dos comidas, también para dos, el 8 y el 9 de enero (domingo y lunes, respectivamente). Sin embargo, lo más singular es la cena de un solo comensal del día 6 de enero, en la que aparentemente el presidente se agasajó a sí mismo.
En los tres primeros viajes de los 20 que Dívar reconoció que realizó a Puerto Banús en fines de semana de cuatro días o más, el presidente no pasó gastos protocolarios, sino únicamente los desplazamientos. En los viajes del 23 al 27 de abril de 2009, del 6 al 8 de noviembre de 2009, del 23 al 26 de septiembre de 2010, y del 25 al 29 de noviembre de 2010, Dívar solo pasó una cena para dos por viaje en restaurantes de lujo de Marbella. En el viaje del 9 al 14 de septiembre de 2009, además de la cena para dos, cargó una comida, lo mismo que en el periplo del 11 al 15 de septiembre de 2010, en el que incluyó una comida para dos personas en el Parador de Melilla.
A partir de esas fechas, los gastos protocolarios aumentan notablemente y por cada desplazamiento se facturan al Consejo al menos dos cenas para dos en Villa Tiberio, el Marbella Club o Puente Romano. Así ocurre en los viajes del 3 al 7 de febrero de 2011, del 24 a 28 de marzo, del 10 al 15 de mayo, del 24 a 27 de junio, del 8 al 12 de septiembre y del 8 al 14 de noviembre, todos de 2011. En los tres viajes de 2012 que figuran en la documentación que el propio Dívar aportó a la fiscalía, y de los que abonó todos los gastos menos los protocolarios, constan dos cenas para dos y una para cuatro, en el viaje del 24 a 26 de febrero; dos cenas y dos comidas para dos, en el del 16 al 20 de marzo, y dos cenas —una de ellas la de un solo comensal— y dos comidas, en el viaje del 2 al 9 de enero.
El Consejo pagó estancias de cuatro días por actos de Dívar de unas horas.
El presidente se tomó 20 días libres en Puerto Banús en fechas laborables de 2009
El jefe del Supremo estuvo cinco días en Málaga por la imposición de una medalla
El Consejo General del Poder Judicial pagó a su presidente, Carlos Dívar, estancias de cuatro días en Marbella (Málaga) con viaje, alojamiento y manutención incluidos, para acudir a actos públicos de unas horas que, a veces, se celebraban en una provincia distinta y, en algunos casos, a 200 kilómetros de distancia por carretera. Para justificar estas irregularidades, Carlos Dívar alegó que es presidente las 24 horas del día y que algunos viajes eran de carácter “reservado”.
Además del dinero público utilizado supuestamente con fines privados, el caso Dívar presenta otra derivada: los días libres —hasta 20 en poco más de un año— que se tomó en fechas laborables. El presidente del Poder Judicial y del Supremo aseguró a la Fiscalía que hubo cinco desplazamientos a Marbella (de cuatro o cinco días de duración cada uno, coincidiendo siempre con algún fin de semana) en los que se pagó todos los gastos —salvo el desplazamiento, que corrió a costa del Consejo del Poder Judicial— porque se trataba de actividades privadas. En esos largos fines de semana, Dívar se tomó supuestamente esos 20 días libres en fechas laborables (jueves, viernes y lunes fundamentalmente).
La relación de los viajes de Dívar investigados por la Fiscalía General del Estado así lo acredita. En el decreto dictado por el teniente fiscal del Supremo que archivó la denuncia del vocal del Poder Judicial José Manuel Gómez Benítez contra Carlos Dívar por supuesta malversación de fondos públicos, se diferencian los viajes en función de quién los paga o qué se paga con dinero público de cada uno de ellos. EL PAÍS ha comprobado los actos de los que hablan esos viajes y cuándo el Poder Judicial pagó con dinero público actividades supuestamente oficiales de Dívar de las que no existe ninguna información.
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