domingo, 27 de mayo de 2012

MAL FUNCIONA LA JUSTICIA, CUANDO EL PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPREMO PREVARICA Y SE RESISTE A DIMITIR

Paisaje muy asturiano-Asturias-España(foto J.A.Miyares)

¿EN QUIÉN VAMOS A CONFIAR?

El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, fue recibido esta semana con extrema frialdad por los presidentes de Sala y magistrados que integran la Sala de Gobierno del alto tribunal y, aunque nadie le criticó expresamente, cuando concluyó la reunión quedó meridianamente claro que el Supremo no le apoya, según destacaron fuentes del alto tribunal consultadas por este periódico. Dívar parece haber salvado por el momento la situación y los jueces del Supremo no parece que vayan a propiciar su caída, aunque algunos de los apoyos que recibió tras conocerse las primeras informaciones que hablaban solo de media docena de viajes a Marbella se han trocado ahora en una reprobación tácita que a medioplazo puede acabar dando al traste con sus 45 años de carrera judicial.

El presidente del Supremo ha arruinado su imagen y ha perdido la batalla política y mediática. Ha sido el principal perdedor de la crisis, pero no el único. En el alto tribunal más indignación aún ha provocado la actuación del vocal del Poder Judicial José Manuel Gómez Benítez, por no utilizar los cauces internos del Consejo del Poder Judicial en vez de acudir directamente a la fiscalía. “Ahora va contra la fiscalía”, precisa un magistrado, “cuando fue él el que metió a la fiscalía en la guerra. Si, como catedrático de Derecho Penal, tan seguro estaba de que había delito de malversación de caudales, que hubiese puesto directamente una querella en el Tribunal Supremo”.

UNA IMAGEM HIPÓCRITA
Dívar es capaz de repartir rosarios entre los funcionarios o atribuir a la Virgen de Fátima su salvación de un atentado
“Margarita pactaba con Almenar pensando que cuando llegara el PP seguirían mandando. Pero tras el cambio de Gobierno, Almenar ya no contaba para nada. El ministro se entendía con Dívar y este empezó a consolidar su propio espacio”, explican magistrados del Supremo.

En marzo, tras el encontronazo con Gallardón por la participación de dos vocales en las comisiones de Justicia, Gómez Benítez llevó a un pleno su plan para reducir gastos en el Consejo. Criticó la frecuencia y extensión de los viajes de los vocales que viven fuera de Madrid, y algunos viajes del presidente Dívar. Solo obtuvo cuatro apoyos de vocales que tienen su residencia en Madrid y muchas críticas de los demás.

A principios de abril, Benítez forzó la renuncia de Dívar a un viaje a Costa de Marfil, con un presupuesto de 13.900 euros, y un mes después denunció ante la fiscalía los seis primeros viajes de Dívar a Marbella, que luego amplió hasta totalizar la veintena. “Antes no les importaban nada los viajes del presidente, al contrario, cuanto más lejos estuviera Dívar mucho mejor”, afirma una fuente del Supremo. Con el presidente en el ojo del huracán, Margarita Robles elaboró y consiguió sacar adelante un durísimo informe contrario a las tasas judiciales que pretende imponer Gallardón.

El archivo de las denuncias de Benítez contra Dívar por parte de la Fiscalía del Supremo no constituyó ninguna sorpresa en el Consejo, en el que el grupo de Robles ya preparaba la petición de dimisión del presidente. La asociación Jueces para la Democracia, a la pertenece el sector de Robles, fue por delante en la exigencia de responsabilidades. Pero en el pleno, los vocales del sector conservador y afín al PP, tenían claro que la posición del Gobierno era no dejar caer a Dívar. El pleno se saldó con cinco peticiones de dimisión para Dívar de los jueces progresistas, a la que se sumó Gómez Benítez; siete para este vocal, cinco de consejeros afines al PP más las dos fiscales progresistas Almudena Lastra y Gabriela Bravo, además de la resistencia numantina de Dívar, que ha dejado claro que por el momento no dimite, y que tampoco va a dar explicaciones.

COMENTARIO PERSONAL: Si esta es la imagen que muestra la justicia que tenemos en España, me dirán Vds. en quién podemos confiar ¿Quién va defender nuestros derechos? Este es un problema gravísimo para el funcionamiento de una sana democracia y si la Justicia está tocada por al corrupción ¿Qué estamentos sociales o políticos no estarán dañados por la misma enfermedad? ¿Quién va poner orden en la sociedad y se puede confiar en la decisiones judiciales y las sentencias?.Este problema, es cuando menos para echarse a llorar o emigrar fuera de este país tan descompuesto socialmente.

José Ángel Miyares Valle



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