jueves, 6 de agosto de 2020

SEAMOS SOLIDARIOS Y CONSCIENTES

DE NUESTRA RESPONSABILIDAD.
Domina en el ambiente una sensación de seguridad que nos hace pensar que este coronavirus ya no ataca igual y que contrasta con los alarmantes datos que nos sigue aportando la ciencia, que indican que es el mismo que continúa matando a miles de seres en el mundo; protestamos por no poder alternar durante un par de meses y cuando ya podemos hacerlo acatamos las recomendaciones de la ciencia cuando nos lo recomienda la ley pero no tanto porque hubiera familias comiendo de la caridad porque hacía cuatro meses que no lo podían hacer de trabajar, y que con nuestro consentimiento inconsciente volverán en breve a hacerlo en un comedor social, lo cual demuestra dos cosas: una, que nuestra solidaridad es, en ocasiones, cómoda conveniencia, y dos, que nuestra conciencia es capaz de soportar mucho más de lo que creíamos antes de afectarnos; incluso, que otros se contagien por no cumplir nosotros con unas sencillas normas. ¿Dónde está la naturaleza que nos llevó a luchar con coraje por cosas muy importantes para todos pero ahora nos hace llorar por tener que alternar guardando unas sencillas medidas higiénicas que pueden salvar a otros?

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