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sábado, 18 de mayo de 2019

SALVINI CONVOCA EN MILÁN A MILES DE ULTRAS

Manifestación convocada por Salvini este sábado en Milán.rn

Salvini convoca junto a Le Pen y Wilders a miles de simpatizantes ultras en Milán


El líder de la Liga reúne en su feudo a una docena de fuerzas de la corriente ultranacionalista europea para lanzar un mensaje de unidad.

Matteo Salvini, autoerigido líder de la corriente ultranacionalista europea, quería a toda costa que la fiesta fuera en su casa. El acto, en su ciudad natal, lugar donde comenzó su carrera política, tendría todos los mimbres de un reconocimiento unitario. Y ninguno de sus socios supo ponerle pegas. La plaza del Duomo de Milán se convertirá este sábado para siempre en la lluviosa fotografía de la primera postal que envió a Bruselas el movimiento que amenaza con cambiar los equilibrios de fuerzas de la Unión Europea y dinamitar desde dentro sus cimientos. Puede que falten algunos titulares, pero están los 11 partidos invitados (menos los españoles de Vox) con alguno de sus representantes al frente. Junto a Salvini hablarán Marine Le Pen, líder de Reagrupamiento Nacional francés, y Gert Wilders, jefe del Partido para la Libertad holandés. Pero también representantes de otras corrientes ultras europeas como Alternativa por Alemania (AfD), los Verdaderos Finlandeses, el Partido del Pueblo Danés o el partido ultranacionalista austriaco FPÖ
La foto de familia de un grupo que ya ha logrado marcar la agenda política europea —la inmigración es el principal foco del debate tiene varias capas. Primero, porque Milán, como toda Italia, se encuentra dividida ante la fiesta ultra organizada por el anfitrión Salvini (“Salvini day”, lo llama la prensa local). En la calle, miles de personas aguardaban este sábado la llegada de los 11 representantes de los movimientos ultras y su desfile por el centro de la ciudad. El objetivo era reunir a unas 100.000 personas, el doble de lo que logró el líder de la Liga el año pasado cuando en una exótica celebración juró fidelidad a los italianos con un rosario en la mano y sobre una Biblia. Pero en Italia, una corriente ciudadana empieza a señalar que ya no vale todo. Una protesta organizada había invitado a colgar sábanas en los balcones con consignas contra la Liga y numeradas del 1 al 49, los millones que la justicia reclama al partido de Salvini por una estafa en los reembolsos electorales y que la Liga ha hecho desaparecer.
La segunda lectura tiene que ver con el impacto electoral real. Liga ganará las elecciones europeas en Italia, según todos los sondeos. En Italia están en liza 73 diputados y tiene una estimación de voto de alrededor del 30%, ocho puntos por encima de sus perseguidores (PD y Movimiento 5 Estrellas). Incluso habiendo perdido 4 puntos en el último mes a causa de un escándalo de corrupción, sigue siendo casi el doble de lo que obtuvo en las elecciones legislativas de hace poco más de un año, que le permitiría incluso ser el partido con mayor representación de la UE. Una subida abismal que ha dejado descolocado a su socio de gobierno, que vacila en su discurso a propósito de casi todo. También sobre la Unión Europea.
Los votantes de la Liga, en cambio, lo tienen más claro. Con una media de edad de poco más de 40 años, son los más alejados del sentimiento europeísta en el arco parlamentario italiano y los que más claro tienen a quien votarán. El sábado, a las 15.00, muchos de ellos se agolpaban ya ante las vallas metálicas que protegían el escenario donde iban a subir los líderes europeos. Una paradójica puesta en escena para un encuentro europeo unitario: en todos los carteles solo aparecía el nombre de Salvini y el lema "primero los italianos". Decenas de miles recorrían en ese momento las calles del centro de la ciudad gritando consignas contra los "inmigrantes clandestinos", la Unión Europea y los "buenistas".
Marina Pozzer, propietaria de una empresa agrícola biológica en la región de Trentino, exponía sus motivos. "La economía en Europa va a remolque de Alemania. Las normas absurdas han maltratado los productos que cultivamos en Italia y, en muchos casos, han primado el arroz de Camboya o el aceite de Túnez. Es una vergüenza". Junto a ella, Mauro Buraglio, de 60 años, se defendía de las acusaciones de racismo. "¿Ultras? Mire, somos gente normal y corriente, puede comprobarlo. Pero tenemos derecho a la tutela del Estado, a que piensen en nosotros antes que en los de fuera. Es absurdo pensar que Italia puede ocuparse también de cualquiera que llegue".
La afluencia a la manifestación fue un éxito. Pero la jornada no empezó de la mejor manera. La renuncia pocas horas antes del vicecanciller de extrema derecha austriaco, Heinz-Christian Strache, bajo sospechas de corrupción tras la divulgación de un vídeo junto a oligarcas rusos, fue un mazazo que ha manchado en un día importante la imagen de los ultraderechistas europeos.
El liderazgo de Salvini, pese a la fuerte personalidad política de sus socios en esta aventura, es incuestionable. El ministro del Interior de Italia es de todos ellos quien más consenso y poder real acumula en un país con peso específico en la economía europea. Es el único del Partido Popular Europeo (PPE) —más allá de Viktor Orbán en Hungría— que ha podido desarrollar casi con toda la libertad el sueño húmedo ultra del cierre de puertos y una política autoritaria que empieza a cristalizar en la vida cotidiana: esta semana una profesora de bachillerato a punto de jubilarse fue suspendida dos semanas de empleo y sueldo en Sicilia por consentir que sus alumnos comparasen en un trabajo de clase la política migratoria de Salvini con la de Benito Mussolini.
ESTOS MOVIEMIENTOS VAN A MÁS.

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