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martes, 24 de noviembre de 2020

MUCHOS POLÍTICOS Y ESPAÑA DESGOBERNADA.

 ¿PERO QUÉ HABÉIS HECHO?

Sí, la “primera ola de covid” nos pilló desprevenidos. Nunca nos había pasado nada así. Afrontamos la incertidumbre, la ansiedad, el miedo y el dolor por un bien mayor. Desde entonces han pasado ocho meses, con todos sus días, con todas sus horas.

Y me pregunto: ¿es que a nuestro presidente autonómico, a sus consejerías, direcciones generales, direcciones y subdirecciones de servicios, comités, agencias, gabinetes, equipos de asesoramiento, a todos los partidos políticos de la oposición, a todo el Gobierno central y diversos grupos políticos, con sus interminables ministerios e instituciones derivadas... en esa infinita lista de personas: nadie vio la urgencia de prepararse para esto? ¿De verdad no vieron la necesidad de reforzar los equipos y la estructura sanitaria?

De entre estos cientos de “trabajadores”, ¿a ninguno se le ocurrió dedicarse a la creación de equipos de protección, de alternativas, para que las personas que están en los hospitales o residencias tengan la oportunidad de estar acompañados, de despedirse de sus seres queridos?

¿De verdad que después de estos ocho meses seguimos igual? ¿Es que ninguno de ellos ha tenido que sufrir esta situación con su abuela, su marido, su hijo o su hermana? Si no ha sido así, ¿realmente no tienen un mínimo de integridad y honradez para ver que es su responsabilidad? Y sabiéndolo, ¿es que no piensan hacer nada?, ¿de verdad?

Si nos hubiesen contado que esto estaba ocurriendo en otro país, nosotros, vanidosos de nuestro Primer Mundo, los hubiésemos juzgado con incredulidad y desprecio.

Y aquí estamos.

Y sigue habiendo cientos de personas enfermas y/o discapacitadas desatendidas durante meses (sin ayuda para comer o lavarse), solas. Y así, en la más absoluta soledad, es como les obligan a morir.

Juro que no entiendo cómo podemos estar pagando el sueldo de tantos ineptos, a los que ni siquiera parece remorderles la conciencia, y debería, porque de su falta de la más mínima decencia humana resulta el dolor abismal de tantos.

Ojalá esto les llegue, ojalá lo exijamos alto y claro, a ver si así, aunque solo sea por vergüenza (o por imagen), tenemos la humanidad básica que nos merecemos.

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