Y UN REY QUE SABE QUE LE MUEVEN EL TRONO HACIA LA FRONERA.
Por primera vez en la historia el Rey Felipe VI no presidirá hoy, en Barcelona, la entrega de despachos a los jueces. La decisión la tomó el Gobierno de Pedro Sánchez, “por razones de seguridad”, según anunció el propio ministro de Justicia. Para uno, que no es ningún experto ni analista político, sino un modesto observador del devenir de nuestro país en el día a día, creemos muy acertada la no presencia hoy del Rey en Cataluña.
¿Y por qué hoy el Rey Felipe VI no debía estar en Barcelona?, se preguntarán algunos. Pues por un motivo de pura lógica: hoy se conocerá el fallo que, con toda probabilidad, inhabilita a Quim Torra a seguir presidiendo la Generalitat.
Es decir, en una jornada ya de por sí muy complicada para la seguridad ciudadana, ante los más que probables disturbios cuando se haga pública la sentencia contra Torra, habría que añadirle otro detonante: la presencia del monarca en la ciudad. Ambas circunstancias juntas crearían una auténtica bomba de relojería entre los sectores más radicales del separatismo catalán, con imprevisibles consecuencias.
Por su parte, el PP y Vox han querido sacar tajada política de esta situación y achacan la no presencia del Rey en Cataluña como una estrategia del PSOE, y más concretamente de Pablo Iglesias, de hacerle un guiño a los independentistas para conseguir su apoyo en la aprobación de los presupuestos de 2020. Puede que la derecha tenga razón en su razonamiento, aunque también debería ser más consecuente y responsable y reconocer que la presencia de Felipe VI y la inhabilitación de Torra, todo junto y en una misma jornada, podría convertir a Cataluña en un auténtico polvorín.
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