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jueves, 2 de julio de 2020

¿POR QUÉ TENEMOS QUE PAGAR POR ESTO?

¿Queremos pagar por esto?

Una separatista dirigirá los Informativos de TVE en Cataluña. Hay que ayudar...

El principal pegamento social que convierte a una sociedad en una nación es compartir una cultura y un idioma. Por eso fomentar a toda costa una lengua y unas tradiciones, lo que eufemísticamente llaman «normalización», es la tarea prioritaria de todos los partidos separatistas que sueñan con convertir sus regiones en flamantes estados. De ahí el perenne, manirroto e implacable esfuerzo de las autoridades nacionalistas vascas y catalanas por forzar a que se estudie obligatoriamente en euskera y catalán, contraviniendo así la lógica, pues el idioma más hablado en ambas comunidades es el español (en el caso del País Vasco, de manera abrumadora). De ahí también que los gobiernos nacionalistas mantengan unas onerosísimas televisiones autonómicas, consagradas a fomentar el ensimismamiento
 en lo local y el extrañamiento hacia lo español (o directamente el odio a España, en el caso de TV3).
Aunque nuestros políticos constitucionalistas no lo acaban de asumir y jamás han dado esa batalla, la pugna entre los separatistas y los partidarios de una España unida es ante todo una liza cultural por ganarse los corazones de los vecinos. Cataluña y el País Vasco no siguen en España solo por la fuerza de la ley, aún siendo importante. Sino por el peso de siglos de historia común, con una memoria y un entorno común a todos; con un gran idioma compartido; referentes de ocio, mediáticos, artísticos; y unas economías tan absolutamente imbricadas que unas se desmoronarían sin las otras. Otro innegable factor que contribuyó al anclaje a España fue la emigración masiva a esos dos territorios de trabajadores de otras regiones. Cuando la biología se los vaya llevando, y dado que los que vienen detrás ya han sido educados en el independentismo, España tendrá muy mal pronóstico.
La proyección de un acervo cultural común se ha dado en llamar «poder blando». Sherlock Holmes, Beatles y Stones, Harry Potter, la BBC... han vendido al mundo «lo británico» y han conferido un plus de prestigio al Reino Unido que excede lo que es en realidad. En España, TVE tendría que ser una herramienta clave para buscar ese poder blando y prestigiar y propagar la cultura española. En realidad esa es su única justificación pues si se trata de rodar concursos y ofrecer series, ya lo hacen las cadenas privadas (y casi siempre mucho mejor). Por eso constituye un disparate la decisión de promover a jefa de los Servicios Informativos de Televisión Española en Cataluña a una separatista de lacito amarillo, Rosa María Quitllet, con una cuenta de Twitter escorada hacia la extrema izquierda y que incluso retuitea a los presos sediciosos y comentarios xenófobos contra los andaluces. ¿Por qué tenemos que pagar todos los españoles con nuestros impuestos a esta señora?
Con su línea informativa de jabón al nacionalismo y Sánchez hasta en la sopa, TVE acaba de marcar los peores datos de audiencias de su historia. Al fin y al cabo, ¿quién puede querer ver una Televisión Española antiespañola?
 

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