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domingo, 5 de abril de 2020

ITALIA SE PREPARA PARA CONVIVIR CON EL CORONAVIRUS.

Un vehículo de la Policía italiana equipado con cañones de agua limpia las calles de Roma, junto al Coliseo, para luchar contra el coronavirus.

Italia se prepara para convivir con el virus.

El Gobierno diseña un calendario en el que nada empezará a cambiar hasta, como mínimo, entrado mayo.

El libro de instrucciones de esta crisis, que Italia escribe mientras desmonta el artefacto, señala que ha pasado lo peor. Toca diseñar el mañana. Los contagios se han estabilizado y las muertes descienden ligeramente. En el Palacio Chigi consideran que ha llegado el ecuador del confinamiento y ya preparan el calendario para la salida y reapertura del país. Un proceso más largo de lo que el Ejecutivo verbaliza y que ha estructurado en tres fases. La primera, la de la localización y estabilización del problema, encara la recta final. Luego vendrá la de una larga convivencia con el virus y, finalmente, un tercer estadio donde debería erradicarse su presencia. Para eso todavía faltan muchos meses. Y los expertos que asesoran al Ejecutivo advierten de que las epidemias nunca se producen en una sola ola. El invierno de 2020 será muy largo.
El calendario es incierto. El último decreto pospone el debate de la reapertura hasta el 13 de abril. Pero nadie duda de que irá más allá. Mayo es el horizonte para las primeras rendijas de luz. Walter Ricciardi, miembro del comité ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y consejero principal del ministerio de Sanidad italiano, cree que la normalidad solo llegará con una vacuna. “Pero no podemos estar todos encerrados de manera indefinida hasta que termine el año. Hay que encontrar un modelo que permita sacar adelante sectores como la agricultura. De otra forma, ¿qué comeremos? Algunos circuitos productivos deben poder ponerse en marcha. Y atención, esta no es la fase de tomar la cerveza con los amigos, no es el tiempo de los conciertos y discotecas... La cercanía como antes de la crisis la tendremos solo con la vacuna o con una terapia fuerte que nos aporte certidumbres sobre la cura. Hablamos de reabrir fábricas con un atento distanciamiento”. Nadie sabe cuándo se llegará a esta fase todavía. Los datos son hoy mejores, especialmente el de los ingresos en UCI y fallecimientos. Las estimaciones llevadas a cabo por el Einaudi Institute for Economics and Finance, basadas en esas cifras diarias que ofrece Protección Civil y aceptando que podrían ser poco precisas (a la baja), señalan tres fechas para ese momento: 5, 9 y 16 de mayo. Depende de las regiones. En las previsiones más optimistas Liguria, Basilicata y Umbria, por ejemplo, podría alcanzarse el 7 de abril. En regiones como Lombardía, sin embargo, habrá que esperar hasta el 22 y en Toscana no llegaría hasta el 5 de mayo.
El plan a medio plazo es activar una ola masiva de test que determine quién ha superado ya la enfermedad y tiene anticuerpos durante unos meses para volver a la vida normal. Quienes hayan sufrido un contagio podrán hacerlo antes. Ese es el camino que ya han elegido las regiones de Véneto (ha comprado 700.000 test serológicos) y Toscana (1 millón de pruebas). Pero la mayoría de estos sistemas tienen una tasa de error del 7%, como apunta el propio Ricciardi. “Tienen que ser conscientes de que pueden contagiar fácilmente arrastrando el virus en manos o ropa. No se puede bajar la guardia. Pueden volver a trabajar, pero deberán estar muy atentos”, advierte el consejero principal del ministerio de Sanidad italiano. La convivencia con el Covid-19 se desarrollará también a través de aplicaciones de seguimiento y localización de los enfermos como las que ya tienen países como Corea del Sur. El Gobierno ha recibido ya decenas de propuestas de empresas tecnológicas, apuntan fuentes del Ejecutivo.
Más allá del problema sanitario, Italia trabaja duramente en los escenarios económicos. El país tiene una deuda pública del 135% y ha movilizado ya 450.000 millones de euros para esta crisis. Lorenzo Codogno, economista y exsecretario del Tesoro italiano, apunta a una contracción “violentísima” del PIB de entre el 10% y el 11% que no empezaría a remontar hasta el tercer trimestre. “La recuperación podría ser más rápida que en otras crisis. Dependerá de la industria, habrá muchos cuellos de botella. Se necesitará ajustar fuertemente los presupuestos familiares y empresariales. Habrá una gran pérdida de poder adquisitivo”. La reconstrucción económica tendrá dos fases. La inmediata será frenar la crisis financiera, apuntan fuentes del Ejecutivo. “El riesgo es generar una situación como en 2008 y 2011, donde cayeron los mercados, creció la prima y los países más débiles como Italia y España entraron en un círculo vicioso del que es difícil salir”. Codogno cree que “sin eurobonos, sin capacidad fiscal centralizada, el único modo será activar una línea de precaución de crédito del MES [Mecanismo Europeo de Estabilidad] y abrir el camino de una intervención ilimitada del BCE [Banco Central Europeo]”. “Solo así se puede frenar la crisis financiera. La segunda fase será la reconstrucción de la economía. Y deberá haber recursos europeos sobre la mesa. Puede ser a través de coronabonos, dentro del MES o del EIB [Banco Europeo de Inversiones], con programas de ayudas a empresas… La velocidad es crucial. En el Eurogrupo del martes próximo deberían concretarse todas las opciones y a finales de la semana próxima debería haber soluciones”.
Un calendario prolongado —en muchos aspectos alcanzará el verano— que exigirá todavía sacrificios a los ciudadanos sin poder ofrecer un horizonte de recompensas claro.
LA DICTADURA DEL CONTROL  A LAS MASAS.

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