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viernes, 17 de enero de 2020

RUSIA OBLIGA A MADURO A CEDER EL CONTROL DEL PETRÓLEO DE VENEZUELA.

Rusia obliga a Maduro a ceder el control del petróleo de Venezuela

Una empresa del Kremlin comercializa un 75% de todo el crudo de Pdvsa y se cobra así una gran parte de la deuda millonaria contraída por el régimen.

Sólo un país ha reconocido como legítima la operación de Nicolás Maduro del 5 de enero de tomar la Asamblea Nacional de Venezuela por la fuerza, tratando de sustituir a Juan Guaidó por el diputado sobornado Luis Parra. Ese país, Rusia, se ha convertido en apenas un año en el principal aliado del régimen chavista, asegurándose de que Maduro resiste en el poder a pesar de que Estados Unidos ha dictado varias rondas de duras sanciones y hasta 57 países han reconocido a Guaidó como presidente legítimo del país. El apoyo de Rusia al régimen de Venezuela no sólo es político o militar. Es, sobre todo, económico. Hoy, la empresa pública rusa Rosneft es el distribuidor mundial del mayor recurso natural de Venezuela y última fuente de liquidez del régimen: el petróleo.
La toma de control del crudo venezolano por parte de Rusia se ha producido en un periodo de tiempo vertiginoso. En julio apenas comerciaba el 40%, según la consultora Refinitiv Eikon. Un mes después había subido al 66%. A principios de 2020 ya llega al 75%, de acuerdo con una estimación de la diplomacia norteamericana. Rosneft ha montado un centro administrativo para la venta del crudo venezolano que opera en Panamá y en el que emplea a ex directivos de la petrolera estatal venezolana Pdvsa.

Cargueros de Grecia y Malta

De momento, Rosneft y Pdvsa trabajan juntos en seis plantas de extracción y tratamiento de crudo, entre ellas las de Petromonagas, Petrovictoria y Petromiranda. Tal es el nivel de implicación de Rosneft en la gestión de esos proyectos, que son los técnicos rusos los que desde hace unas semanas tratan directamente con los proveedores locales y las subcontratas, según un exdirectivo de Pdvsa consultado por este diario. La empresa rusa se vale principalmente de petroleros con bandera de Malta o Grecia para transportar el crudo venezolano a sus dos compradores principales: India y China. De forma habitual, Rusia subcontrata buques VLCC (siglas en inglés de «Carguero Muy Grande de Crudo»), con una capacidad de 300.000 toneladas, y Suezmax con una capacidad de hasta 200.000.

El embajador venezolano en Washington, el opositor al régimen Carlos Vecchio, cree que «la comunidad internacional debe hacer a Rusia responsable de sostener a la dictadura de Maduro. Su sostén es Rusia, que se ha convertido en el comerciante del petróleo venezolano. Es quien lo transporta, lo mercadea, y se cobra la deuda con ese crudo».
Desde 2006, Rusia ha financiado al régimen de Venezuela con préstamos y líneas de crédito por un valor estimado total de 15.000 millones de euros. Estos se han devuelto parcialmente, bien en dinero líquido o bien en crudo y otros recursos naturales como oro. En noviembre de 2017 el Kremlin aceptó reestructurar una deuda restante de 3.000 millones con pagos semestrales a lo largo de una década. No hay constancia de si el régimen abona esos reembolsos dentro de plazo. El más reciente vencía en otoño de 2019, con un importe adeudado de 180 millones.
Una parte de la deuda restante es la que Pdvsa ha contraído directamente con Rosneft. Al hacerse con el control de la distribución del crudo venezolano, Moscú ha logrado que Maduro pague una gran parte de esa otra deuda. A finales de 2017 la petrolera venezolana le debía a la rusa más 4.000 millones de euros. A mediados de 2019 esa cifra había bajado de los 1.000 millones. El régimen espera haber pagado la totalidad de la deuda con Rosneft a lo largo de 2020.

No sujetos a sanciones

Desde enero, la Casa Blanca ha aplicado varias rondas de sanciones sobre el crudo venezolano, y ha presionado a empresas que no son estadounidenses, como la española Repsol, para que se abstengan también de hacer negocios con el régimen. Los negocios de Rusia en Venezuela, sin embargo, no están sujetos a sanciones porque desde el punto de vista de Washington suponen pago de deuda contraída con anterioridad.
Eso no quiere decir que el Gobierno de EE.UU. vea con buenos ojos ese salvavidas que Vladímir Putin le ha lanzado a Maduro. Según Elliott Abrams, enviado especial de EE.UU. para la crisis en Venezuela, «en 2019, a medida que el régimen estaba cada vez más desesperado, se ha apoyado cada vez más en Rusia. Y el papel de Rusia en la economía, particularmente en la economía del petróleo, es cada vez más grande». Según Abrams, Rusia trata de borrar sus huellas en el comercio del crudo venezolano: «Lo comercializan, lo financian, lo ocultan, lo transfieren de barco a barco, cambian el nombre de los barcos y apagan los transpondedores, hasta le añaden diluyentes».

Oficina venezolana en Moscú

En marzo, Pdvsa abrió una delegación comercial en Rusia, tras cerrar la que tenía en Portugal. El traslado supuso una salida de la Unión Europea, después de que esta reconociera al opositor Guaidó como presidente interino del país, en un intento de presionar a Maduro para que dimitiera. En agosto se conformó la subsidiaria Pdvsa Rusia LLC. Maduro visitó a Vladímir Putin en Moscú el 25 de septiembre, y ambos hablaron del pago de la deuda, según sus portavoces.
Maduro ya había visitado a Putin en Moscú en diciembre de 2018 para asegurarse una inversión rusa de 4.500 millones de euros en la explotación de reservas de crudo en Venezuela y de 1.000 millones en la extracción de oro.
Se estima que Venezuela dispone de unos yacimientos con 300.000 millones de barriles de crudo, las mayores reservas del planeta. El régimen, sin embargo, ha llevado al país a una ruina sin precedentes, agravada por las sanciones de EE.UU. Si en 2006 Venezuela extraía 3,2 millones de barriles diarios, hoy esa cifra no supera ni los 700.000. Aun así, la venta de crudo sigue suponiendo un 95% de los ingresos totales por exportaciones del régimen.

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