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sábado, 29 de diciembre de 2018

JUAN MARIN, NO PONEMOS LÍNEAS ROJAS A NADIE.

Juan Marín, en una galería interior de la sede del Parlamento andaluz

Juan Marín: «Los andaluces no nos perdonarían perder esta oportunidad de cambio político»

El líder andaluz de Ciudadanos explica sus relaciones con el PP y Vox y cómo se fragua el nuevo Gobierno andaluz .

Para Juan Marín líder andaluz de Ciudadanos, este jueves fue una jornada inolvidable. Una diputada de Ciudadanos, Marta Bosquet, ya preside el Parlamento andaluz como adelantada del cambio político que celebra esta comunidad tras casi 40 años de gobiernos socialistas. Tiene los ojos rojos de cansancio tras varias entrevistas... y las que le quedan... mientras concierta con «Juanma», como nombra durante toda la entrevista a Juan Manuel Moreno, presidente del PP andaluz y candidato a la Presidencia de la Junta, seguir este sábado negociando la estructura del nuevo Gobierno andaluz.
¿Qué puede truncar el pacto del cambio?
-Un incumplimiento. Nada más. Y creo que no se va a producir. Juanma y yo hemos hablado de forma muy clara y muy sincera estos días. Tanto el PP como Ciudadanos queríamos este cambio y ahora es la oportunidad. Si no la aprovechamos, los andaluces no nos lo perdonarán en la vida. Por eso, ni el PP ni Cs vamos a incumplir estos acuerdos.

¿Y qué hará Vox, cuyos votos son necesarios para la investidura?
-El Gobierno va a ser de 47 escaños, –los del PP y Ciudadanos, a 8 de la mayoría absoluta–. Otra cosa es que, como ha pasado con la Mesa del Parlamento, haya una petición, en este caso más del PP que de Ciudadanos, para recibir el apoyo de Vox en la investidura. No creo que ese apoyo vaya más allá. Se pondrá en marcha la Legislatura y a partir de ese momento habrá que hablar con todas las fuerzas políticas.
¿Ha reivindicado adecuadamente la normalización del diálogo con todas las fuerzas políticas o ha colaborado en marcar barreras a Vox?

-Nosotros hemos tenido la misma posición con Adelante, con el PSOE y con Vox. El mismo trato. Ahí esta la hemeroteca. Yo dije que hablaríamos primero con el PP y que mientras no lo haríamos con nadie más. Terminamos de hablar con el PP, cerramos el acuerdo y pedí hablar con el resto de fuerzas políticas. Hablé con Adelante, me escondí en una estación de tren para que nadie me viera (sonrisa irónica), después hablé con Francisco Serrano, de Vox. Le pedí a Juanma su teléfono. Fue una conversación de 20 minutos. Le comenté que mi intención era hablar con todas las fuerzas políticas. Me reprochó que por ahí se dijera que queríamos excluirles. Yo le expliqué que no queríamos excluir a nadie porque se daba la aritmética y posibilidad de que todos estuvieran dentro.
¿Qué le parece la insistencia de los partidos de la izquierda en aislar a Vox?
-Yo no he venido a hacer amigos en la política. He venido a poner en marcha proyectos y en política y en democracia hay que respetar la voluntad de los ciudadanos. Nos pueden gustar más o menos los interlocutores, pero yo hablaré de ideas, de leyes, de iniciativas, de presupuestos. Que cada uno tenga la posición que tenga, la defienda legítimamente, sea de izquierda, de derecho o de centro. Eso es lo que tiene que hacer un demócrata. No voy a excluir a nadie.
¿Ciudadanos y Juan Marín tienen algún complejo o prejuicio a la hora de negociar con Vox?
-Ni con Vox ni con nadie. No tengo líneas rojas. La única que estaba marcada es que hubiera un gobierno de cambio en Andalucía. Lo dijo Albert y yo lo repetí en muchas ocasiones: si hay un escaño más para el cambio habrá cambio. Algunos decían que estábamos engañando a todo el mundo porque estábamos pactando con el PSOE. Creo que hoy se demuestra que cuando nos hemos comprometidos hemos cumplido. Nuestro valor de marca es la credibilidad.
¿Cree que bajo esa estrategia de insistir en Vox subyace el no reconocimiento de la derrota electoral de PSOEy Adelante?
–El PSOE no solo ha obtenido el peor resultado electoral de su historia en Andalucía, sino que por primer vez ha perdido la posibilidad de gobernar. Que Susana Díaz no haya presentado batalla a la presidencia del Parlamento explica que ha tirado la toalla. Está muy claro, por eso tiene antes que reconocerlo y hacer autocrítica. A lo mejor la culpa no es de otros y la tienen que encontrar dentro. A lo mejor la culpa no es de la eliminación de los aforamientos o de la reforma de la ley electoral, sino de la corrupción, del amiguismo o del enchufismo... Que haya relevo en las instituciones es bueno. El PSOE no ha reconocido su derrota. Todavía no la ha digerido. Y Adelante –la confluencia de Podemos e IU– igual. Yo me esperaba la bronca que han montado en el primer Pleno. Por eso los andaluces los han castigado. No han sido útiles. No han hecho nada en los últimos tres años. Creo que hay dos fuerzas políticas que se han visto derrotadas cuando se veían gobernando juntas y que tendrán que pasar su cuarentena para entender el cambio de escenario. Ahora las reglas del juego también han cambiado para los que creían que esta era su casa y su cortijo. Cuando lo asuman verán con más normalidad que haya ciudadanos que voten a otras opciones políticas.
¿Muchos no entienden que se pueda negociar un día con el PSOE para investir a Susana Díaz y otro negociar un gobierno de cambio con el PP?
-Porque solo entienden la política desde la confrontación. Un parlamento es un tablero de ajedrez donde hay que hacer muchos movimiento para ganar una partida. Esto no va de dispararnos unos a otros. ¿Quiénes son los malos y quiénes los buenos? Nosotros también lo hemos sufrido. Yo he escuchado en el Parlamento cómo me llamaba IU y Podemos «extrema derecha» y al PSOE llamarme «la derecha». Para hablar de presupuestos no me llamaba «la derecha», ni para hablar de leyes o reformas y aprobar decretos. Esto no va derechas e izquierdas. Viven en el siglo pasado. Esto va de llegar a acuerdos, de respetar la instituciones y de ser capaces de poner encima de la mesa unos principios y saber defenderlos. Esto va de sentarse, hablar, negociar. Esa es la nueva política. La política rancia es la de los rojos y los azules. Que es difícil que lo entiendan, claro.
¿Cómo es el PP negociando?
–Complicado. La situación era difícil. Le ha costado soltar algunas cosas y, hombre, creo que hemos sido razonables. Cuando le marcamos el ritmo de la negociación, no les encajaba. Querían un proceso más rápido, pero les dijimos cómo queríamos ir marcando los tiempos, primero qué queríamos hacer, tener un acuerdo programático, después la Mesa y después el Gobierno. Ahora, igual que se ha hecho con la Mesa, habrá que buscar el apoyo de la investidura.
¿Conoce las coincidencias del programa de Vox con el acuerdo político que han acordado con el PP?Yqué hará Vox, cuyos votos son necesarios para la investidura?
-No las conozco, pero donde hay sentido común habrá coincidencia.
¿Tiene vértigo a gobernar?
-No. Estamos aquí para eso.
¿Y teme lo que se va a encontrar?
-Cierta preocupación. Ya veremos la deuda. Más de 30.000 millones de euros. Una deuda altísima...
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya ha advertido que el nuevo Gobierno andaluz no podrá bajar los impuestos a tenor de la situación económica de la Comunidad y no hay duda de que está bien informada ¿Le preocupa?
-(Sonríe). Seguro, ha estado aquí muchos años. Creo que la señora Montero se debe preocupar del principal problema que tiene Andalucía que es la falta de financiación autónoma. Prefiero que la señor Montero me diga si va garantizarle a los andaluces los recursos para tener una sanidad, una educación y unas políticas sociales en igualdad como el resto de territorios españoles.
Pues Montero parece más preocupada por equiparar el impuesto de Sucesiones para que no puedan eliminarlo
–Sí, más preocupada de 80 millones que de 4.000. Así mide la importancia de los servicios fundamentales.
¿Cómo ve eso de convivir en un gobierno con un partido que es adversario electoral?
–Yo creo que nuestro adversario tiene que ser acabar con el paro y con la corrupción en Andalucía, ser capaces que nuestros jóvenes no abandonen los estudios, tener una sanidad sin listas de espera interminables... Ese tiene que ser nuestro adversario y enemigo. Una vez que se han celebrado las elecciones, o buscamos lo que nos une o nos metemos en el frentismo. Si es lo último volveremos a fracasar. Ese es nuestro cometido. Cuando lleguen las próximas elecciones hablaremos, se disolverá la Cámara y cada uno defenderá su gestión, sus valores y sus principios y proyecto. Tengo un ejemplo personal: fui teniente alcalde en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda con el PSOE con un grupo independiente, agotamos dos mandatos y no se rompió el entendimiento. ¿Por qué nos vamos a pelear?


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