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sábado, 10 de junio de 2017

EL HÉROE QUE LUCHÓ AÑOS CONTRA EL TERRORISMO.

Cartel tributo a Ignacio en Las Rozas, la localidad donde creció

El héroe que durante años luchó contra el terrorismo.


Ignacio Echeverría dedicó su vida profesional a vigilar posibles operaciones bancarias para financiar terrorismo. Así es un héroe a través de los ojos de amigos y familiares.

Lo que pasó por la cabeza de Ignacio Echeverría sobre las 23.00 del 3 de junio se lo llevó consigo. Buscaban Ignacio, Guillermo y Javier un lugar para cenar tras haber estado patinando un rato junto al Tate Modern y grabar algunas maniobras. Se conocieron los tres sobre ruedas. Hace ocho meses coincidieron en el mismo skate park de Londres. La noche del pasado sábado cogieron unas bicicletas de alquiler y pedalearon rumbo a la zona de Whitechapel. Cuando llevaban dos kilómetros frenaron en seco. Un hombre estaba golpeando a un policía. Según cuentan sus familiares, sus amigos recuerdan que el agente iba sin arma y el casco se le había caído sobre la cara mientras recibía los puñetazos, que en realidad eran cuchilladas. Cuando quedó inmóvil, el agresor la emprendió contra una mujer. Echeverría intervino.
Fue en segundos. Dice Rafael Duarte, amigo de Ignacio, estar convencido de que este no sabía que había otros dos terroristas. Ignacio no los vio venir. Su familia ha recibido dos versiones. Guillermo dice que vio cómo le aesestaban una puñalada. Otros dicen que dos.
Los dos amigos decidieron correr por sus vidas. Ambos están preocupados estos días: temen que la gente, en España, crea que dejaron tirado a su amigo. La familia de Echeverría les ha tranquilizado: ¿cómo pensar que alguien con las manos desnudas puede enfrentarse a tres terroristas armados?
Andan sus amigos de Londres preocupados por si la gente cree que no le ayudaron. La familia les ha tranquilizado: ¿cómo enfrentarse a terroristas armados?

Otros intentaron socorrer a Echeverría. Algunos jóvenes refugiados en bares adyacentes trataron de salir, pero los dueños de los locales se lo impidieron: no querían abrir las puertas.
Se dejó la vida en Borough Market Ignacio, pero a la familia le queda un consuelo nada nimio. Los aproximadamente 40 segundos que duró la agresión sirvieron para que la mayor parte de la gente que estaba en la abarrotada calle pudiera ponerse a salvo. Ignacio salvó decenas de vidas. Sin su intervención el balance sería hoy otro. “Nunca usaba la palabra héroe”, dice Rafael. “Pero ahora la usaré cada vez que me refiera a él”.
A Ignacio Echeverría le solían llamar Echeve los amigos. Nació en Ferrol y hasta los nueve años vivió en As Pontes de García Rodríguez, una localidad industrial de la provincia de A Coruña. Allí pasó su infancia ya que su padre, Joaquín, era ingeniero de Endesa destinado en la central térmica de la ciudad.
La adolescencia y juventud las transitó en Las Rozas, a las afueras de Madrid. Allí se aficionó a patinar y también al surf, que practicaba cada verano en Comillas, donde pasaba las vacaciones con la familia.
Tenía una amplia formación: era licenciado en Derecho y homologó su título en Francia, donde cursó estudios. Podía ejercer como abogado en ambos países. Hablaba cuatro idiomas y tenía una enorme inquietud por la actualidad. Le gustaba conversar, dicen los amigos. “Era un gran conversador”. Y no rehuía la política. Lo recuerda un buen amigo como “un europeísta de tomo y lomo, que no soportaba los populismos y que celebró la victoria de Macron porque evitó que Le Pen llegara al poder”.
Era tímido, algo reservado, pero cuando hablaba, era claro, dicen los amigos. Trabajó sus primeros años en la sucursal madrileña del banco francés Natixis. Después lo fichó el Banco Popular, donde sus compañeros le recuerdan leyendo el Financial Times cada mañana. “Era el único”, recuerda un amigo.
Varias personas refugiadas en bares intentaron ayudar a Ignacio, pero los dueños no permitieron abrir las puertas

El nuevo puesto: adaptar directivas europeas bancarias contra la corrupción, el blanqueo y la financiación terrorista. Ignacio vigilaba y valoraba operaciones bancarias sospechosas de suponer financiación terrorista. Recuerdan compañeros suyos que era un trabajador muy serio. “Hablaba claro y eso le costó algún enfrentamiento con algún directivo”, relata un compañero de trabajo.
Ignacio se pasaba las horas laborales entre papeles e investigaciones de posible financiación terrorista. Vigilaba muy de cerca movimientos de grandes cantidades de dinero provenientes de Yemen, Líbano, Irán o Arabia Saudí. Estaba familiarizado con las tramas y grupos terroristas y viajó varias veces a Argelia a negociar con otros bancos.
Del Banco Popular pasó Ignacio al Banco Árabe Español (ARESBANK), donde desavenencias con los directivos le hicieron renunciar. “Es que era un tío con las ideas muy claras, que no se callaba aunque tuviera delante un directivo con 40 años de carrera”, dice otro compañero y amigo, Paco Soler. Paco recuerda un celebrado día en el que Ignacio discutió con un jefazo para defender el trabajo que estaba haciendo. “Iba con sus ideas hasta el final. Por eso -dice Paco- no me extraña lo que hizo. Tiraba para adelante sin dudar con lo que consideraba justo y adecuado. Era un ejemplo”.
Sufrió la cola del paro hasta que, hace poco más de un año, decidió reinventarse por enésima vez e irse a Londres, donde ya estaban sus dos hermanas viviendo.
Ignacio se pasaba las horas entre papeles de movimientos de grandes cantidades de dinero provenientes de Yemen, Irán o Arabia Saudí. Estaba familiarizado con las tramas terrorista

Allí, con su currículum y experiencia, logró un puesto en el banco HSBC, uno de los mayores del mundo. Todos los días acudía a la City londinense a trabajar. Muchas tardes las dedicaba a patinar. Así conoció a Guillermo y a Javier.
“Sensible, generoso y casi siempre sonriente”. Aclara un amigo que no está enumerando calificativos en memoria de Ignacio. “Lo describo, es que era así. Un tío que quieres a tu lado, que transmite seguridad”.
Ignacio era católico practicante. Iba a misa con frecuencia. La tradición era familiar. Sus padres, Joaquín y Ana, también son muy religiosos. Hablaba con tanta frecuencia como orgullo de su tío abuelo Antonio Hornedo, jesuita misionero en Perú. En concreto, en una región llamada Chachapolla que hacía reír a Ignacio cada vez que la pronunciaba. “Admiraba mucho a su tío”, recuerda su amigo Rafael.
La familia arrancó ayer el duelo. Después de que, por fin, les dejaran identificar el cuerpo de Ignacio. Lo hicieron a través de un cristal y ahora esperan la repatriación del cuerpo. Pasaron de perplejidad a la indignación y ahora quieren instalarse en la tranquilidad. Están agradecidos con sinceridad por el apoyo recibido, tanto del gobierno -el propio Rajoy llamó a la familia este jueves- como de la sociedad. En Las Rozas quieren construir un skate park con su nombre. También en Comillas. El miércoles cientos de patinadores se concentraron en Londres en su honor. Y en las redes sociales, siempre hirviendo, se ha llegado estos días a la unanimidad. Ignacio, el héroe.
QUE TU LUCHA E INMOLACIÓN EN DEFENSA DE LA VIDA, SEA EJEMPLO Y  REVULSIVO QUE MUEVA AL MUNDO CONTRA LA LACRA DEL TERRORISMO CRIMINAL, CANALLA, TRAIDOR Y TAIMADO QUE ENSOBRECE AL MUNDO Y ATORMENTA A LOS CORAZONES.

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