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viernes, 26 de junio de 2015

UN DECAPITADO EN FRANCIA POR EL YIHADISMO

Un degollado en un atentado en una fábrica en el este de Francia

Un asaltante ha penetrado en una empresa gasística con una bandera islamista.

Al menos un individuo con una bandera islamista ha atacado esta mañana una empresa gasística en la localidad de Saint-Quentin-Fallavier, cerca de Lyon, en el departamento de Isère, y ha matado a una persona y herido a otras dos. Según las primeras informaciones policiales, el atacante degolló con un cuchillo a un hombre, lo decapitó y dejó su cadáver cerca de la entrada en la factoría Air Products antes de provocar una explosión. Las autoridades francesas dan por hecho que se trata de un ataque yihadista perpetrado por un hombre fichado por salafista. El presunto atacante trabaja para la empresa de transportes que dirigía la víctima.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, ha facilitado a media mañana desde el lugar de los hechos la identidad del sospechoso del ataque, detenido inmediatamente después del ataque por un bombero. Podría ser Yassine Salhi, ha dicho, nacido en marzo de 1980. El presunto autor vive en Saint Priest, a apenas 20 kilómetros del atentado. "Es un personaje que estuvo bajo vigilancia antiterrorista entre 2006 y 2008", ha explicado Cazeneuve. "Es un individuo que mantiene relaciones con el mundo salafista, si bien no ha sido nunca identificado como parte de un acto terrorista. No tiene antecedentes judiciales en este sentido". A primera hora de la tarde se ha sabido que la víctima mortal es un directivo de una empresa de la región del Ródano, próxima a Isère, y que no trabajaba, por tanto, en Air Products. Su presunto verdugo trabajaba desde el 1 de abril para la misma empresa, según informaciones no confirmadas oficialmente a media tarde.
El ataque tuvo lugar poco antes de las diez de la mañana en el polígono industrial de Saint-Quentin-Fallavier donde está Air Products, firma americana que almacena grandes cantidades de gas. El atacante estrelló su automóvil contra la valla de entrada a la empresa y depositó dos banderas yihadistas junto al cadáver de la víctima previamente degollada. Algunos testigos aseguran haber visto una cabeza humana sobre la verja de entrada. Después, el terrorista ha provocado una explosión quizá con las bombonas de gas de la empresa.
La emisora Europe 1 ha hablado por teléfono a primera hora de la tarde con la mujer de Salhi. Esta se ha mostrado muy preocupada y nerviosa. Se ha enterado de lo ocurrido por una cuñada, que le ha dicho que pusiera la televisión. Asegura que su marido está empleado en una empresa de transportes, que ha salido esta mañana temprano a trabajar y que le esperaba esta tarde. Al ser preguntada si él es muy religioso ha respondido que la suya es "una familia musulmana normal que hace el ramadán". La pareja tiene tres hijos y la mujer, llorosa, se ha interrogado del porqué el ministro del Interior no le había llamado para informarle si su marido estaba detenido. Poco después, ha sido detenida, lo que arroja un total de cuatro arrestos: el presunto autor, su esposa, su hermana y una cuarta persona sobre la que no hay información oficial alguna que podría ser su cómplice.
VER EL MAPA
Mapa de la ola de ataques yihadistas de este viernes.
Con corbata negra y semblante serio, el presidente de la República François Hollande ha realizado una declaración a la prensa antes de regresar a París precipitadamente a participar en lo que ha denominado “un Consejo restringido”, informa Lucía Abellán desde Bruselas. Hollande ha confirmado los principales detalles de la investigación de los que se disponía a media mañana. El vehículo que se empotró contra la empresa lo conducía una persona, “puede ser que acompañado de otra”, ha explicado el mandatario, que ha añadido: "No hay duda de que la intención era provocar una explosión”. Se trata de un acto “de naturaleza terrorista” que se ha saldado con la aparición de un cadáver “con inscripciones”. Dos personas han resultado heridas en el ataque.

Empresa de productos químicos

La empresa de Isère en la que han atacado este viernes supuestos yihadistas se llama AirProducts. Es una multinacional implantada en medio centenar de países con 20.000 empleados. Entre los países en los que tiene fábricas está Francia. Allí, AirProducts está especializada en proveer gas industrial, productos químicos y los equipos y tecnologías necesarias para su uso. Es uno de los mayores proveedores de helio e hidrógeno.
Por la tarde, ya en París, Hollande ha contactado con el presidente tunecino Béji Caïd Essebsi. Ambos han expresado su mutua solidaridad y su determinación en intensificar la cooperación antiterrorista. Tras mantener en el palacio del Elíseo un consejo restringido, el presidente ha anunciado la alerta máxima durante tres días en la región del Ródano-Alpes. La firma Air Products, por su parte, ha reforzado la seguridad en todas sus instalaciones.
El primer ministro Manuel Valls, de viaje oficial en Colombia, ha anunciado en una alocución pública su regreso inmediato a París tras participar en el consejo restringido por videoconferencia. Para Valls, este nuevo atentado demuestra que la amenaza sobre Francia persiste.
Los Republicanos, el partido de Nicolas Sarkozy, han exigido una "respuesta firme y sin concesiones" a la barbarie terrorista contra la que "Francia está en guerra". La líder del ultraderechista Frente Nacional Marine Le Pen ha pedido el restablecimiento de las fronteras nacionales, la expulsión de los extranjeros sospechosos de terrorismo y que los que dispongan de la doble nacionalidad sean despojados de la francesa.
COMENTARIO:
Así lo afirma el llamado Estado Islámico (EI) en el más reciente número de su órgano de propaganda, la revista Dabiq. Para los seguidores de Abuker al Bagdadi “nadie mejor que Alá maquina complots”. Estos yihadistas de orientación profética y apocalíptica definen este argumento —elaborado en base a citas coránicas seleccionadas a propósito— como una realidad que garantiza el éxito de sus objetivos frente a quienes califican de infieles y apóstatas o a rivales de similar orientación ideológica. Algo que les reafirma en su sanguinario empeño, precisamente por las expectativas de éxito inherentes a esa visión belicosa del credo islámico. Bagadi insistió el mes pasado en que el islam “nunca ha sido religión de paz” y hacía un llamamiento a los musulmanes de todo el mundo para que se implicaran en la “guerra” que encabeza su organización.

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