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miércoles, 27 de mayo de 2015

LA ROBÓTICA DESCONTROLADA ACABARÁ CON EL HOMBRE

Dmitry Itskov, el hombre que quiere ser inmortal
El hombre que va a convertirse en un robot para ser inmortal.
Es tan difícil ponerse en contacto con él –incluso para TLife– que más bien parece que estuviera muerto. Pero lo cierto es que el joven multimillonario ruso Dmitry Itskov pretende vivir para siempre a través de una copia robótica de sí mismo, a la que transplaría -primero- y copiaría -después- su propio cerebro. Es lo que se proponen él y las más de 38.000 personas que se han enrolado en la Iniciativa 2045 impulsada por Itskov.
Movido por la idea de que un cuerpo androide a su imagen y semejanza, y controlado de forma remota, podría ser una solución viable tecnológicamente en un futuro no muy lejano, el joven puso en marcha en 2011 este proyecto. No lo hizo solo sino “acompañado de una serie de líderes rusos en interfaces neurológicas [para la comunicación entre cerebro y ordenador], robótica, órganos artificiales y sistemas informáticos”, según explica la web de la iniciativa.

‘NEOHUMANOS’

Su objetivo es la creación y materialización de una nueva estrategia para el desarrollo de la civilización global. “La humanidad se ha convertido en una sociedad de consumo asentada en una total pérdida de las guías conceptuales necesarias para seguir evolucionando”, reza el manifiesto de la Iniciativa 2045.
Por eso, el proyecto no solo contempla los aspectos relacionados con la pervivencia cerebral (que no corporal) sino con la elevación de la espiritualidad, la ética, la cultura y la ciencia y la tecnología. El fin último es el desarrollo una nueva generación de neohumanos. Esto clasifica la iniciativa dentro de la corriente transhumanista, que propugna la evolución de la raza humana mediante una simbiosis con la tecnología.


Para llegar hasta aquí, la Iniciativa 2045 contempla una serie de pasos a seguir de aquí a 2045, encaminados hacia la creación de tecnologías que permitan transferir cada una de nuestras personalidades individuales a un sistema no biológico más avanzado (un avatar) que permita extender la vida hasta la inmortalidad. Todo ello sin dejar de lado las tradiciones espirituales, científicas y sociales.

CÓMO Y CUÁNDO

En una línea temporal, el proceso y sus hitos serían los siguientes:
  • 2015 a 2020: crear un avatar personal mediante una copia robótica del cuerpo humano, controlable de forma remota a través de tecnologías de conexión entre cerebro y ordenador (BCI, del inglés Brain Computer Interface).
  • 2020 a 2025: desarrollar las técnicas que permitan transplantar nuestro cerebro al avatar creado cuando la vida de nuestro actual cuerpo haya llegado a su fin.
  • 2030 a 2035: consolidar una tecnología de cerebros artificiales que permita transferir nuestra personalidad directamente a ese órgano artificial, en lugar de hacer un transplante de cerebro.
  • 2040 a 2045: en este proceso llegaríamos al desarrollo final del avatar, que funcionaría como un holograma, una copia de nosotros mismos que controlaríamos a través de nuestro cerebro.
La propuesta suena cuanto menos atractiva. Y para mayor reclamo, Itskov ha creado la web immortal.me (yo inmortal) para llamar a la acción al resto de mortales y que se unan a la iniciativa. “¿Quieres ser inmortal? ¡Actúa”, enfatiza el joven multimillonario en el texto de bienvenida. Eso sí, para formar parte del programa es un requisito indispensable disponer de más de 2,8 millones de euros.
EL ROBOT CRERÁ MUCHOS PROBLEMAS A UNA SOCIEAD QUE NO SE PREPARA PARA EL FUTURO.

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