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miércoles, 29 de enero de 2014

MERKEL PROCLAMA LA LEY DEL EMBUDO¿QUÉ EUROPA ES ÉSTA?

La canciller Ángela Merkel, en el Bundestag.

El SPD fuerza un giro social en Alemania. Jubilación para los alemanes a los 63 años y para los españoles a los 67.

El Ejecutivo reduce, en supuestos limitados, la edad de jubilación y mejora las pensiones para las madres y las prestaciones para las personas dependientes.

La canciller Angela Merkel ha defendido este miércoles ante el pleno de la Cámara baja (Bundestag) el giro hacia la izquierda emprendido por su nueva coalición con los socialdemócratas del SPD. La líder democristiana (CDU/CSU) justificó la decisión de abrir la puerta a las jubilaciones con 63 para aquellos que hayan cotizado más de 45 años a los fondos de pensiones públicas. La medida, recogida en diciembre en el contrato de Gobierno tras varios meses de negociaciones, ha sido objeto de duras críticas de la patronal y del anterior canciller federal, el socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005) que en su día retrasó la edad de jubilación de los 65 a los 67 años en Alemania.
La ley que permitirá la jubilación a los 63 salió este miércoles del Consejo de Ministros y está pendiente de aprobación parlamentaria el próximo mes de mayo. La reducción, de todas formas, tendrá un ámbito de aplicación limitado, ya que podrán beneficiarse de ella solo los nacidos antes de 1952. Unos 900.000 trabajadores se encuentran en esa franja de edad, según informa la agencia Reuters.

La canciller urge un pacto sobre el espionaje

Hacia el final de su discurso parlamentario de una hora, la canciller Angela Merkel se refirió con inusitada dureza al escándalo por el espionaje en Europa por parte de las agencias estadounidenses y británicas. Merkel advirtió a Estados Unidos de que “unas actividades en las que el fin justifica los medios y en las que todo lo técnicamente posible se convierte en realidad destruyen la confianza”. Así se daña, según añadió, “la colaboración entre socios” y se consigue lo contrario de lo que se busca: “Demasiado control no fortalece la seguridad, la reduce”.
Se preguntó Merkel sobre la tremenda dimensión del espionaje de EE UU y Reino Unido a las comunicaciones digitales mundiales revelada por las filtraciones del exempledo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense Edward Snowden: “Nuestra respuesta solo puede ser: no, no puede ser bueno, porque toca el mismo núcleo de la amistad entre aliados”.
Admitió Merkel que Europa carece de “una palanca” válida para forzar a Washington a cambiar su política. Descartó así que se renuncie a las negociaciones para un acuerdo trasatlántico de libre comercio. Sin embargo, abogó por un pacto internacional “para proteger las comunicaciones digitales, tanto de los ataques criminales desde dentro como al control desde fuera”. Esto, dijo Merkel, “nos afecta a todos”. Cuestionó la canciller la “proporcionalidad” de las medidas de vigilancia. La seguridad y la libertad están siempre en conflicto, así que hay que regularlo con mucho cuidado. Merkel advirtió de que “el camino es largo, pero merecerá la pena, porque se trata de una obligación ética”.
No obstante, aseguró que “nadie con responsabilidad política puede negar la importancia del trabajo de los servicios de inteligencia”. Recordó la canciller la importancia de las aportaciones estadounidenses a las tareas de la inteligencia alemana. A pesar de “los conflictos de interés, de los problemas y de las decepciones, la amistad con EE UU y la asociación trasatlántica seguirá siendo de crucial importancia para Alemania”. Estados Unidos sigue siendo un "excelente socio". Merkel habló entonces los compromisos militares internacionales de Alemania, como el envío de tropas a Afganistán en una misión de la OTAN.
Merkel sigue convaleciente de su accidente de esquí en las vacaciones de navidad y se dirigió al pleno sentada en la tribuna. En el contexto de este giro social, la canciller sostuvo que “la humanidad de una sociedad se mide según el trato que dé a los débiles, sobre todo cuando son mayores y están enfermos". El proyecto de ley, que salió del ministerio de Trabajo ahora ocupado por la socialdemócrata Andrea Nahles, también contempla una mejora de las jubilaciones a las madres, así como nuevas prestaciones para las personas dependientes y para la rehabilitación, En total, el paquete tendrá un coste adicional de hasta 11.000 millones de euros anuales hasta 2030. Una vez superada la votación en el Bundestag, donde la coalición de Gobierno ocupa el 80% de los escaños, se espera que la ley entre en vigor en julio.
En su primer gran discurso parlamentario tras su toma de posesión en diciembre, Merkel defendió además la introducción del salario mínimo interprofesional de 8,50 euros por hora, una decisión impuesta por sus nuevos socios socialdemócratas. La canciller descartó que hagan falta subidas de impuestos para costear estas nuevas medidas. Aseguró que su flamante Ejecutivo tiene como brújula “la economía social de mercado”, que ha puesto a Alemania en la vanguardia de Europa al situar “a las personas en el centro de la importancia”. Dijo Merkel que “de la flexibilización de los mercados laborales, que fue inevitable, surgieron sin embargo posibilidades de abuso que la gran coalición se esforzará en eliminar”.
Merkel no da por superada la crisis de la deuda. La canciller defendió que la austeridad presupuestaria debe ir acompañada de una regulación más estricta del sector financiero. Habló Merkel de “excesos irresponsables en los mercados” como causa de la crisis y asumió uno de los lemas de la campaña electoral socialdemócrata: “El que arriesgue su dinero”, dijo, “cargará con las consecuencias y ya no el erario público financiado por los impuestos”. Según cálculos recientes del Fondo Monetario Internacional, (FMI) el contribuyente alemán ha movilizado unos 290.000 millones de euros en salvar a sus bancos desde que comenzó la crisis financiera en 2007.
Aseguró Merkel en el Bundestag que la crisis europea sigue latente y que solo está, “en el mejor de los casos, controlada". Advirtió Merkel a los diputados de que “no debemos fiarnos de la engañosa tranquilidad actual”. Para el futuro de Europa, señaló que “en una unión fiscal no habrá otra salida que unir los lazos” financieros entre los socios. Esto puede leerse como una advertencia contra las voces de sirena del nuevo partido euroescéptico AFD, al que los sondeos dan un 7% de intención de voto en las europeas de esta primavera.
Otro de los temas clave de su discurso fue la transición energética hacia las fuentes de energía renovable en Alemania: “El mundo mira a Alemania con curiosidad y gran interés por este reto, que es único en el mundo”. Dijo Merkel estar “convencida de que, si alguien puede llevarlo a cabo con éxito, esa es Alemania”. El paso de la energía nuclear a las renovables será “una tarea hercúlea en la que todos: personas, municipios y regiones deberán esforzarse. Su logro será un nuevo ejemplo de economía social de mercado”.
El líder parlamentario de La Izquierda (Die Linke), que con la Gran Coalición se ha convertido en el primer Grupo de la oposición, criticó un discurso que a su entender “no guarda relación con la realidad”. Las mejoras en las pensiones no son, para su partido, suficientes. Die Linke, que tiene buena parte de su electorado en los territorios de la antigua República Democrática Alemana (RDA), acusó al Gobierno de perpetuar las diferencias ente las prestaciones sociales que perciben los habitantes del Este y los del Oeste.
COMENTARIO:
Apliquemos una simple suma y resta, nada que no se aprenda en la educación básica. Si para jubilarse a los 63 hay que tener 45 años de cotización, eso significa comenzar a trabajar el mismo día que se cumpla 18 años y no estar en el paro ni un día en ese periodo. Es decir, con el sistema económico que tenemos, con crisis recurrentes cada veinte o treinta años en la que un tercio de la población se va a la calle, es una entelequia. Imposible, más irreal que una película de ciencia ficción.
Lo que yo propongo es que el sistema de impuestos financie una parte de la pensión (un mínimo digno común para todo ser humano) y que los ahorros personales, depositados en un banco privado o preferiblemente en un banco público (a crear), en la cantidad que libremente uno decida, financien la otra parte, sin que la edad de muerte suponga cobrar más pensión o menos como ocurre actualmente. No existirían ya cotizaciones sociales obligatorias. Este nuevo sistema sería social, justo y libre, además de sencillo. Por supuesto, se aplicaría sin perjuicio de las cotizaciones ya realizadas.

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