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Uno de cada cinco españoles vive por debajo del umbral de la pobreza en un país carcomido por el paro y los recortes y en el que la brecha social no para de crecer. El 20% de los más ricos acapara el 44% de los ingresos mientras el 20% más pobre se reparte un 6,6%. Medio siglo después, España vuelve a ser un país de emigrantes: en el primer semestre de 2013 salieron 260.000 personas, entre ellos inmigrantes que toman el camino de vuelta. En la tierra prometida ya no hay más oportunidades
España se mira en el espejo y no se reconoce. Durante los años de apogeo económico se quedaba embelesada con su imagen, crecida por los piropos de medio mundo, que le decía lo guapa que estaba. Ahora, en cambio, la crisis parece haber acabado con su autoestima. Y, además, han sucumbido las prioridades que los ciudadanos siempre creyeron fundamentales. Los sucesivos recortes han inundado de pesimismo las calles del país. ¿Nos queda algo bueno? Actualmente, España observa su reflejo y le da la vuelta al espejo.
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