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domingo, 15 de diciembre de 2013

MIENTRAS EN ESTE PAÍS TRIUNFEN ESTOS PERSONAJES COMO INTELECTUALES DE CALEYA NO TIEEN ARREGLO

Espectacular para dar las campanadas. Belén Esteban recibió en la tele el año 2010 enfundada en un Versace.

Los tangas de la Campanario.

"¿Yo un libro?, ¿estáis locos?", exclamó Belén Esteban cuando le propusieron publicar una obra en la que da un repaso a su archiconocida vida y a sus protagonistas habituales y de la que lleva vendidos 100.000 ejemplares.

No uno, sino cuatro tangas de la Campanario (para los profanos en la materia, María José Campanario, esposa del torero Jesulín de Ubrique) se encontró Belén Esteban (ésta, sin presentaciones, no las necesita) en una de las bolsas de plástico con las que se fue su hija Andrea (Andreíta para el gran público) de "Ambiciones", la finca de su padre en la aldea gaditana de Ubrique, un lugar como "Falcon Crest, pero con toros". La niña salió en pijama y sin peinar, su madre la tuvo que cambiar en el tren de Sevilla a Córdoba después de recogerla con un cabreo morrocotudo a las puertas de "Ambiciones", donde Andrea había pasado unos días no muy contenta, se entiende. "Toda su ropita estaba sucia metida en bolsas", relata Belén Esteban. "La gota que colmó el vaso fue cuando también me encontré entre sus cosas ¡cuatro tangas de la Campanario!".
Así que en un calentón de los suyos fue y lo contó en la tele. ¿Cómo habían llegado los tangas a su poder? "Los tenía (la Campanario) en casa metidos en una bolsa del Carrefour, ¿os queda claro?".
Por si no quedó entonces claro, Belén Esteban lo ha vuelto a contar, pero en un libro. "Ambiciones y reflexiones" (Espasa) se llama su primera incursión en el mundo editorial, que no en el de la literatura. Ella misma se encarga de aclararlo al principio, para cortar por lo sano con los que puedan tacharla de jeta, osada o mentirosa: "Cuando me lo pidieron (escribir un libro) casi les mando a tomar por? ¿Pero qué decís? ¿Yo un libro? ¿Estáis locos?". Y como al final ha hecho algo que a ella le parecía imposible, lo reconoce: "Claro que este libro no lo he hecho sola. Habría sido incapaz, porque tengo los estudios justitos para andar por la vida. Mi amigo Boris Izaguirre (que lo prologa) ha sido quien me ha ayudado a sacarlo adelante, porque me ha sabido escuchar durante las entrevistas".
Y así es. Ya que en el famoso libro (acaba de superar los 100.000 ejemplares vendidos) aparece la Esteban en estado puro. No escribe, habla. Y a Boris Izaguirre le ha tocado transcribir y dar forma gramaticalmente a sus palabras. Y nada más. Porque por incluir, se incluyen todos y cada uno de los tacos ("mira que soy mal hablada, hasta mi hija me reprende") que suele soltar a menudo. Belén Esteban no ha tratado, ni ha querido, escribir un libro. Sino que ha puesto sobre el papel lo que hasta ahora ha soltado en la pequeña pantalla. Y de momento todo indica que sus seguidores televisivos se han pasado al nuevo formato, es decir, al de la lectura, a juzgar por las largas colas que se juntan cuando firma libros en los centros comerciales.
Pero volviendo a los tangas de la Campanario, ésta -como no podía ser de otra manera- ocupa varias páginas del libro en cantidad proporcional a lo que lo ha hecho en las apariciones televisivas de Belén Esteban. Y también Jesulín y todos los Janeiro. A éstos, a la familia del torero, acusa Belén Esteban de que lo suyo con el padre de su hija no llegara a buen puerto. No a la Campanario, que nadie se equivoque, a quien si no aprecia no es por haberle quitado a Jesulín, sino por no tratar todo lo bien que ella quisiera a su Andrea. Lo de Jesulín se acabó hace mucho. Lo quiere dejar claro.
Precisamente por esa ruptura ella es quien es y está ahora donde está. Ganando dinero, mucho dinero, porque mira que se gana dinero en la tele, reconoce. "Un pastón". Y, por cierto, sólo habla de su vida, "no de la de los demás", se despacha. Porque desde que la echaron de "Ambiciones" empezó una peregrinación en plan madre coraje, con las historias de sobra conocidas, por las televisiones en defensa de su Andrea ante los desplantes de su padre; de entrevistada e invitada a platós, pasó a ser comentarista y ha llegado a convertirse en copresentadora del "Sálvame" con Jorge Javier Vázquez. Y hasta ha dado las campanadas. "Madre mía Belén, mírate donde estás ahora", se dijo la Esteban asomada a un balcón de la Puerta del Sol en 2010.
Y de aquí, a "princesa del pueblo", un sobrenombre que le llena de orgullo, pero no por lo de princesa ("¿aunque a qué mujer no le gustaría serlo?"), sino por lo de pueblo. Y aún hay más: se han hecho documentales sobre su vida, los medios de comunicación han estudiado el fenómeno de la Esteban con sociólogos, publicistas, filósofos, políticos y periodistas analizando su repercusión pública ("decían que era un fenómeno mediático sin precedentes en este país"). Hasta "Le Monde" le reservó un hueco en portada: "Decían de mí que era la reina del talk show, la gran estrella española de Telecinco (?). Y no lo dijo un mindundi, sino un prestigioso columnista del diario francés que se llama Christian Salomon". Hasta se llegó a hacer una encuesta de la que salió que la Esteban se llevaría el 7,9% de los votos de presentarse a las elecciones.
Si media España la sigue con atención y la otra media está escandalizada (asqueada, dicen algunos) con el éxito de esta chica, ella "flipa". Pero también piensa: "Por algo será". Ella es como es y punto. Que digan lo que quieran. No hace mal a nadie. "Ni que sea Bin Laden", espeta.
Una frase de la Esteban que ha pasado la historia y que engorda la lista de politonos para móviles junto a su célebre "Andrea, cómete el pollo" o "Por mi hija, mato". El porqué del éxito, pues la Esteban lo tiene claro: porque dice las cosas como las piensa media España. Sin cortarse: "Me gusta estar al tanto de lo que ocurre en la calle. Me preocupa muchísimo mi país y estoy bien informada. Leo mucho, veo los informativos. No haber estudiado no me convierte en una ceporra que no se entera de nada y siempre he defendido a la clase obrera, a los ancianos, a la gente en paro, a todos los que injustamente colocan como inferiores".
Así las cosas, la Esteban no deja títere con cabeza en su libro: el Bárcenas ("¿me va a decir cómo tengo que vivir? Ese hijo de? Y su mujer por Serrano comprando. ¡Otra que tal baila!"); la Cospedal ("da la sensación de que todos los partidos, de nuestras Administraciones, se ha llevado algo hasta el Tato. Desde el más pequeño hasta la Cospedal (sic)"); Rajoy ("un día lo conocí en el programa de Ana Rosa y vino a saludarme educadamente. Viendo lo que está haciendo ahora, si lo sé? Todos son unos corruptos"); los banqueros ("y después ves a esos viejecitos a los que les han quitado el dinero con las preferentes"); el de Caja Madrid -Miguel Blesa, se entiende- ("paga dos millones y medio de fianza para salir de la cárcel, y además se casa a lo grande. Que reparta ese dinero con esa gente".)
Y así, muchos más. Por repartir, reparte hasta entre los independentistas catalanes: "Amo a España y me duele cómo la están dejando. No puedo con el independentismo, como lo de la Diada. Lo siento por los catalanes, porque no quiero que me cojan manía y sé que en Cataluña me quieren mucho, pero tengo que preguntar: ¿España es un país o una nación? ¿Qué es? O sea, que vosotros sois independientes, es decir, que no sois España? Pero para ayudaros económicamente sí lo sois. Entonces, ¿con quién juega el Barca? ¿Con el Español y el Sabadell? Seamos un país, unidos todos, y busquemos la misma finalidad para España. Joder, nos vamos a quedar con Extremadura, Andalucía y Levante. Es me parece muy mal (?) El Mas, ¿qué hace? Si es que a su partido lo acusan de estar financiado ilegalmente. La familia Pujol? Se lo están llevando todos a manos llenas? Todas esas cosas y encima con el paro que hay".
Pero esta chica de San Blas, otro sobrenombre que ella lleva con orgullo, también admira a muchos. Entre ellos, a la asturiana Letizia Ortiz: "Otra cosa que quiero decir es que la única princesa de España se llama Letizia Ortiz". Famoso es ya el momento en el que la "princesa del pueblo" recibió el saludo de la Princesa de Asturias recientemente en un acto en Madrid: "Hola Belén, qué tal estás?". En este país muchos darían algo por recibir un saludo tan cercano de los Príncipes. Un saludo que llena de orgullo a la Esteban, como la coincidencia de lucir ambas el mismo vestido, de Mango.
Pero que nadie se equivoque: "No hay comparación entre ambas, porque ella tiene que dar una imagen y es mucho más elegante que yo. Ya he dicho que si hubiera querido refinarme lo podía haber hecho, pero he seguido fiel a mi estilo. No me gusta aparentar lo que no soy". Ahí queda eso.
Historias hay muchas en el libro, todas de sobra conocidas. De los sufrimientos de la Esteban saben sus seguidores: su salida traumática de "Ambiciones", sus subidas de azúcar que a punto han estado a llevarla a la tumba (es diabética desde los 9 años), la trágica pérdida de su padre y de su abuela, su agitado matrimonio y posterior divorcio de Fran (el "hombre de su vida", por cierto, no Jesulín)? Pero hay uno más reciente, el que la ha tenido apartada de la tele en los últimos meses y del que no le gusta hablar: su adicción a la droga.
Quizás este capítulo ("Adicta a la vida") sea de lo poco nuevo que cuenta. Y eso que no le gusta hablar de ello. "Vale ya", sentencia, arrepentida de haberse confesado en el "Sálvame" a finales del año pasado. Porque si ella se enganchó ( a la cocaína, se entiende, aunque nunca la nombra), no ha sido ni es la única. En el mundo de la noche y de la tele hay muchas adicciones. Ella, dice, lo ha superado con gran fuerza de voluntad, rodeada de los suyos y porque "una mañana me fui a rezar a San Judas y le imploré que me ayudara y me diese fuerzas. Desde ese día no he vuelto a ponerme más. Y lo he tenido muy a mano, pero no pienso en decaer".
Un mundo, el de la droga, del que habla como Belén Esteban habla de todo: llanamente y sin cortarse. "Hubo un tiempo en el que sólo pensaba si tendría mañana para ponerme. En este mundo hay mucha droga, te la ofrecen por todos lados (?). En este país es muy fácil drogarse y no es nada caro". Belén ha estado en casas en que hay droga "hasta debajo de los ceniceros"; se metía después de un café a las dos de la tarde; antes de salir a bailar en "Más que baile" (programa que ganó, por cierto, pese a no saber bailar, reconoce); en casa con la puerta de su habitación cerrada ante el sufrimiento de su madre?
Pero la Esteban ha vuelto. Y esta vez con un libro debajo del brazo. Madre abandonada, hija de familia humilde de barrio obrero de Madrid, chica deslenguada con apenas estudios pero echada p'alante al tiempo que consciente de sus limitaciones, mujer engañada y cornuda (nunca pensó que le pudiera pasar, pero Fran le puso los cuernos), conocedora de lo que cuesta llegar a fin de mes, generosa (mantiene prácticamente a su familia y una vez, sobre la marcha, compró 100 sillas de ruedas para los pacientes de quimioterapia del hospital madrileño donde se trató su padre, porque era una vergüenza que apenas hubiera sillas de ruedas para los pacientes), coqueta y avergonzada de todo lo que ha engordado (aunque tener ganas de comer le demuestra que ahora está bien), orgullosa de que su hija apruebe todo a final del curso y aspirante a que ésta estudie y no le falta nada para no tener que acabar como ella en la tele?
Como la vida misma. Todo esto es Belén Esteban. Dice una y otra vez en su libro que ha vuelto, pero ¿alguna vez se fue? Dentro de dos años se cumplirán 20 desde que una tarde de verano, en Benidorm, Jesulín la vio junto a una amiga y las invitó a tomar algo en su hotel. Lo que siguió fue contado en vivo y en directo. Ella promete, pese a quien le pese, seguir al pie del cañón. Así que: "¡Arriba la Esteban!".
Con Jesulín de Ubrique empezó todo y famosos fueron sus posados en "Ambiciones". Desengañada, rompió con el torero. Y ahí nació la Belén Esteban que todo el mundo conoce. Pero si algo sacó bueno de aquella relación fue su hija, Andrea: "Cuando me llama diciéndome que ha aprobado todas... ¡ay, madre mía!, pero cómo no voy a estar orgullosa".
COMENTARIO:
Mientras en este país se vendan 100.000 libros de cotilleo en unos días, escrito por un desconocido(negro, con el debido respeto) aprovechando la fama pastoril de la autora mediática no va tener mucho arreglo ni esto va a cambiar. Tenemos los políticos que nos merecemos que son a su vez el producto de la miserable intelectualidad caleyera(camino estrecho y angosto) de esta sociedad descerebrada en instintiva.
Tendrán que pasar varias generaciones para que esta situación de decadencia revierta y  que los males sociales aumenten aún más y surgir algún adalid e intelectual  que adoctrine a la sociedad dormida para sacarla del aletargamiento presente; para ello tendrán que pasar años y desgracias hasta que la catarsis obligue a una juventud futura a tomar la riendas de una sociedad enferma y confinada en las cloacas de la banalidad del materialismo mediocre reinante.
José Ángel Miyares Valle
 

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