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sábado, 21 de septiembre de 2013

EL DETERIORO ECONÓMICO NO SE VA A PODER ARREGLAR

Aplausos en el pozo.

Ante la apuesta de grandes inversores internacionales por la recuperación de la economía española.

¿Ya estamos bien? Grandes inversores internacionales lanzan recomendaciones positivas sobre España. Apuestan por la recuperación y la consideran un mercado interesante, especialmente el sector financiero, que ven en la buena senda por el saneamiento, por el redimensionamiento, por el exterminio de las cajas de ahorros y porque la losa del sector inmobiliario, el pedrusco al que estaba atado y que le arrastraba al abismo, habría tocado fondo. A partir de aquí, a los supervivientes solo les queda subir. Y entonces va la bolsa y se pone a crecer porque la banca empuja hacia arriba, y porque la prima de riesgo anda por estratos bastante más decentes que hace un año. Claro está que también ha bajado la prima de nuestro referente habitual de comparaciones: Italia. Al margen de quien gana en cada momento la competición particular entre ambos, juntos dibujan una curva descendente que por tanto debe ser interpretada como efecto de factores externos, ambientales. Como el fin del pánico griego: ya no se habla de su salida del euro, ni del efecto contagio, ni por tanto del propio fin del sistema monetario europeo. También tienen su efecto decisiones tomadas en Washington y en Tokio, donde le han dado a la máquina de imprimir dinero para reactivar las respectivas economías, a pesar de los riesgos a largo plazo (todos muertos, dijo Keynes), con unos efectos que también han beneficiado a economías europeas. Y el frenazo en la escalada de los emergentes, que se estaban llevando las inversiones. Y el desmentido chino a las previsiones agoreras de hace solo unos meses. Por todo ello, la prima de riesgo se relaja, y por lo tanto la deuda es más fácil de refinanciar y se aleja el riesgo de impago.

Por lo tanto, ¿ya estamos bien? Se hace cuesta arriba defender tal afirmación cuando el volumen de la deuda pública no cesa de aumentar, el paro se mantiene en niveles estratosféricos, el consumo interno está por los suelos y crece el riesgo de pobreza. La balanza comercial reduce el déficit, pero ello es tanto porque exportamos más como porque importamos menos. Tal vez hayamos tocado suelo en la recesión o estemos a punto, pero tras el viaje somos, en conjunto, bastante más pobres, y en particular, algunos mucho más pobres. Cuando estás abajo solo queda subir, y parece que llegan aplausos por el éxito. Tal vez ya estemos maduros para la recolección, y por ello cotizamos al alza en los mercados.

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