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domingo, 7 de julio de 2013

BÁRCENAS EL JEFE EN LA CÁRCEL

Un héroe en la cárcel.

Bárcenas se gana la admiración de los presos en Soto del Real.

En algunos medios se especulaba estos días con la posibilidad de que el ex tesorero del PP, señor Barcenas, se derrumbase psicológicamente al tomar contacto con la cárcel y empezase a tirar de la manta. Es decir, a hacer revelaciones sensacionales sobre sus compañeros de partido, sobre el gobierno de Rajoy, sobre el de Aznar y sobre otras cosas Mas de veinte años llevando la contabilidad oficial y la real de uno de los dos partidos que se turnan en el poder dan para mucho y se sospecha que debe tener información sensible, de esa que puede poner en apuros a gente importante. Pero nada de eso ocurrió.
El señor Bárcenas entró en la cárcel con lo puesto y al cabo de cuatro días se ha ganado la admiración y el respeto de los internos de Soto del Real. Al menos eso es lo que nos transmiten los mismos medios que aspiraban a montar un serial informativo por entregas con sus confidencias. Según he podido leer, el señor Bárcenas es considerado por los presos como un héroe y una persona de trato exquisito. En una de sus primeras salidas al patio de la prisión se presentó educadamente al resto de los internos, los saludó uno por uno de forma cordial y distendida, y hasta le regaló un pantalón corto a uno de ellos. «Un tipo de puta madre, una persona majísima», resumió un preso que luego se extendió en críticas al gobierno actual y a la judicatura, los verdaderos responsables, en su opinión, de la ruina que padecemos. Vistas las cosas con un cierto distanciamiento, ni la reacción de los presos ni la conducta de Bárcenas son de extrañar. La de los presos, porque es natural que en un colectivo de modestos delincuentes -que no han sabido sacarle demasiado rendimiento económico a su actividad ni tuvieron la habilidad necesaria para ocultarla a la policía- se sienta admiración por un hombre que supo acumular una fortuna enorme al amparo de un partido. Y la del propio Bárcenas, porque no era conjeturable que quien ejecutó con frialdad y nervios de acero una trama contable tan complicada rodeado de tiburones políticos y financieros se viniera abajo nada más entrar en la cárcel. Por mucho que añore su lujoso tren de vida desde una celda de diez metros cuadrados. Antes que él entraron en prisión otros financieros y todos acabaron saliendo de allí con el riñón bien forrado. Véase el caso de Mario Conde, que también gozaba de la admiración y el cariño de sus compañeros presidiarios según se desprende de la lectura de sus memorias.
La idea de que Bárcenas va a tirar de la manta dejando en pelotas a medio país no tiene mucho sentido. Y es de suponer que algunos de quienes presionaron para meterlo en la cárcel, y así ablandarlo un poco, empezarán a negociar discretamente con él a través de su abogado. El encarcelamiento del ex tesorero del PP apacigua algo el ambiente y transmite la sensación de que, por fin, se empieza a hacer justicia. Pero de tirar de la manta, nada de nada. Ni Roldán tiró de la manta cuando la gente se lo pedía a gritos.

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