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domingo, 11 de noviembre de 2012

LAS POLÍTICAS DE AJUSTE GOLPEAN EN ESPECIAL A LA CLASE MEDIA

Placio obispal de Astorga-León-España.Obra del arquitecto Gaudí(foto J.A.Miyares)
  LA POLÍTICAS DE AJUSTES CREAN GRANDES DESIGUALDADES HACIENDO DESAPARECER LA CLASE MEDIA.
Las recetas alemanas no nos llevan a Alemania. Allí la brecha de la desigualdad es mucho menor que aquí. Allí la gente del tramo más alto de la escala ingresa 4,6 veces lo que el tramo más bajo. En España la desproporción es de 7,5 veces. Una cifra que ha aumentado, y mucho, en los últimos años, ya que era de 5,4 antes de que empezara la crisis. No se puede calificar de igualitaria una sociedad donde el 20% de más arriba ingresa más de cinco veces lo que el 20% de más abajo, pero si la diferencia pasa de cinco a siete veces, va por el peor camino y, por descontado, marca distancias con la media europea que es de 5,7.

El fenómeno no es sólo español ni sólo europeo. Sociólogos y economistas advierten sobre la desaparición de las clases medias, que se han convertido en el gran argumento del debate electoral norteamericano. Lo que Obama y Romney discuten es si a esa franja central y mayoritaria, empobrecida y asustada, le va a ir mejor con más estado o con menos estado. El asunto es extraordinariamente grave porque las clases medias son las que han estado tirando de la economía con su nivel creciente de consumo. Los fastos de unos pocos millonarios crean mucha menos riqueza que las pequeñas alegrías de una gran masa de familias que ganan por encima de lo indispensable para sobrevivir. Si esta gran masa de desactiva, todo se derrumba.

Pero las clases medias han prosperado de la mano de las mejoras en la capacidad productiva de la economía. De la industrialización, de la electricidad, de la revolución en las técnicas agrícolas, del ferrocarril y el automóvil. Del capitalismo en cuanto a sistema para financiar tales avances. Y de una cierta redistribución. Todo se ha torcido cuando el capital ha abandonado estos escenarios tradicionales para jugar a la ruleta de la economía financiera, de la especulación, de la desconexión entre los valores cotizados y lo que representan. A los operadores del gran juego les ha ido bien, pero a los demás nos ha ido fatal.

Quienes controlan la economía financiera continúan prosperando incluso cuando las entidades quiebran, porque las quiebras las pagan los ahorradores y el Estado, es decir, el conjunto de la población; mientras tanto, la economía productiva, la que opera con bienes y servicios que visten y alimentan, sanan y educan, equipan y entretienen, esa economía no levanta cabeza, y se ve abocada a reducir sueldos y plantillas. Y esto no se soluciona con rescates que propician nuevos recortes. Pero parece que los trileros tienen agarrados a los gobiernos por la parte de la deuda.



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