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domingo, 21 de octubre de 2012

SOPA PARA LA SUBSISTENCIA POR CARIDAD

Barcas viejas-Asturias(foto J.A.Miyares)

UNA PALABRA CASI EN DESUSO QUE VOLVERÁ A SER FAMILIAR TOMAR EL “BODRIO” POR CARIDAD.

Si la crisis económica persiste con esta virulencia, la sociedad quedará dividida en tres partes incomunicadas: ricos, pobres y mendigos.
Este es el panorama que auguran los profetas. Si la crisis económica persiste con esta virulencia, la sociedad quedará dividida en tres partes incomunicadas: unos pocos ricos serán cada día más ricos; la clase media se verá reducida a la pobreza; los pobres de toda la vida bajarán otro escalón y se convertirán en mendigos. Los ricos se harán invisibles en sus yates y en los clubes financieros insonorizados; tramarán negocios redondos en los reservados de los restaurantes de superlujo; delante de la tienda de ropa exclusiva esperarán los mecánicos en tercera fila al volante de un cochazo a que salgan las señoras con varias bolsas y los viernes en su todoterreno con las ventanillas tintadas se irán a sus fincas a matar venados. La clase media comenzará a contar los euros uno a uno hasta los céntimos de cobre para congraciar el sueldo o el subsidio con las necesidades básicas.

Los caballeros honorables deberán adaptar el estómago a la comida basura. Adiós al solomillo, bienvenido el reino del pollo y del pollo se bajará directamente a las gallinejas. Habrá que elegir entre el coche o el autobús, el cine o el helado, la copa en el bar o la rebusca en el mercadillo guineano. Volverán a oler a repollo los portales donde antes había un conserje de uniforme. Después de dar una vuelta al abrigo, los ciudadanos de clase media llevarán la pobreza con resignación y dignidad, pero sus hijos cabreados saldrán los sábados noche a romper escaparates con un horizonte iluminado por el cóctel molotov. Los mendigos que antes limpiaban el parabrisas o hacían de saltimbanquis en los semáforos, ahora pondrán solo la mano. Dado que la justicia social ha sido suplantada por la caridad estarán de enhorabuena las antiguas damas del ropero parroquial y los ricos de buen corazón porque se va a imponer de nuevo el placer de la limosna.

 El bodrio era un caldo que antiguamente se impartía en la trasera de las catedrales y conventos a la hora del ángelus a la cuerda de mendigos que esperaba remediar el hambre. Hoy una legión de verónicas y samaritanos ejerce también la misericordia de dar de comer a los hambrientos. Pero los hambrientos deberán aceptar su destino. Para ellos solo habrá una disyuntiva: si son buenos, tendrán sopa; si se rebelan, rebotará en su espalda la verga de la policía.

UNA ESPERANZA TARDÍA, EL DAÑO ESTÁ HECHO, ¡GRACIAS FRAU MERKEL¡
Steinburck con su primer discurso como candidato a canciller ante el Parlamento alemán ha conseguido ponerse en el mapa de la Europa del Sur.
Nunca sabremos qué hubiera pasado en los países del sur de Europa, el nuestro incluido, si la canciller alemana, Angela Merkel, y la Unión Europea, en su conjunto, hubieran decidido desde el primer momento, desde el inicio de la crisis de la deuda, que la reducción de los déficits se haría de una manera más equilibrada, sin la formidable urgencia que imprimieron y que exigieron.

Ahora es ya evidente que ese calendario era imposible de cumplir, y ahora ya está claro que esa agenda tendrá que ser más holgada. Pero por el camino han quedado cientos de miles de personas para las que no hubo cuartel, a las que no se dio ni tan siquiera el trato que merecen los vencidos.

Es posible que Merkel y sus asesores creyeran que los ciudadanos del sur somos ganado al que la única forma de conducir es echarles perros que les muerdan las patas. La realidad es que los ciudadanos del sur no somos un conjunto de personas criadas para la explotación o la corrupción, o por lo menos, no más que los ciudadanos del norte. Aquella decisión fue un error brutal, una decisión tosca, adoptada como si no tuviera consecuencias sobre seres humanos, sino sobre materiales poco valiosos, en beneficio de unos intereses determinados y muy poco gloriosos: los bancos acreedores de los países del norte y los intereses electorales de sus partidos políticos.

“Ni el canciller Kohl, ni ninguno de sus predecesores, hubieran consentido que se abusara de un país de la Unión para mayor gloria nacional como usted consintió que se abusara de Grecia”. Peer Steinbrurck, el candidato socialdemócrata que se enfrentará a Merkel en 2013, subrayó su duro juicio con un puñetazo en el atril de su escaño parlamentario, el pasado jueves.

Steinburck no es un dirigente extremista; más bien al contrario, pertenece al ala más moderada del SPD. Tampoco es un aficionado que no entienda de economía. Fue el ministro de Finanzas del primer Gabinete de Merkel, en 2005, cuando se formó la gran coalición.

Según The Economist, es un hombre de lengua hiriente, pero también uno de los pocos políticos alemanes con sentido del humor. En cualquier caso, protagonizó esta semana, momentos antes de que la canciller emprendiera viaje a la cumbre europea, un debate apasionado, como los que cualquiera querría oír en su propio Parlamento.

El dirigente socialdemócrata dijo algo que muchos hubiéramos querido oír proclamar bien alto en Bruselas, en boca de nuestros políticos y de los miembros de la Comisión: cuando invierten en la Unión Europea, los alemanes invierten también en su propio futuro. “Europa es nuestro futuro y tenemos que invertir en él, igual que invertimos en la reunificación de Alemania”, proclamó, con rotundidad, Steinburck. “Y su deber, señora canciller, era haber explicado esto a los alemanes mucho antes, sin que la realidad hiciera saltar por los aires la tapa de la olla”.

Alemania y la Unión han intimidado y han abusado de Grecia. ¿Cómo compensar ahora los daños que han causado las políticas de austeridad galopante? ¿Cómo proseguir las políticas de ajuste, que siguen siendo necesarias, en Grecia y en otros países europeos, pero equilibrando el ritmo? ¿Cómo recuperar una actividad económica que ha quedado arrasada y a unos ciudadanos que han sido descartados? ¿No sería razonable que la propia Unión se responsabilizara por lo ocurrido y ayudara a echar a andar a quienes quedaron con las piernas desgarradas a mordiscos?

La última reunión del Consejo Europeo, esta semana, no permite alentar esperanzas. La Unión se ha vuelto a plegar a las exigencias de Merkel y retrasará la unión bancaria, tan necesaria para España, hasta garantizar que Berlín sigue siendo el dueño de las jaurias, con un supercomisario para presupuestos.

Steinburck, de 66 años, ganará o no las elecciones de 2013, cumplirá o no sus promesas, pero con su plan de recuperar la economía, defender los programas sociales y de regular los mercados financieros y, sobre todo, con su primer discurso como candidato a canciller ante el Parlamento alemán, ha conseguido ponerse en el mapa de la Europa del Sur.

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