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miércoles, 2 de mayo de 2012

LA LOCURA DEL CAPITALISMO,OBRA DE MUNCH

 
El hito de Munch.Más de 60 millones de euros

La versión del famoso cuadro de Munch, por la que la casa Sotheby’s espera alcanzar un precio por encima de los 80 millones de dólares (unos 60 millones de euros) que constituiría un auténtico hito en el mundo del arte, se distingue de las otras tres en que es la que tiene los colores más vivos, con el cielo dominado por el rojo-sangre, el amarillo y, en menor medida el azul. Es el único cuadro en el que uno de los dos personajes secundarios, al fondo a la izquierda del cuadro, está encorvado sobre sí mismo, como contemplando la ciudad al fondo.

Pintada en 1895, es la tercera de la serie de cuatro y la única cuyo marco original fue pintado por el artista con un poema en el que describe las circunstancias que le llevaron a pintarlo: “Estaba yo caminando por la carretera con dos amigos / a la puesta del sol – El cielo se tornó rojo sangre / Y sentí un aroma de melancolía – Me quedé parado / muerto de cansancio – por encima del negro-azulado / de las leguas de sangre y fuego del Fiordo y la Ciudad – Me quedé atrás / temblando de Ansiedad – y sentí el gran grito de la Naturaleza”.

Al igual que su contemporáneo Vincent van Gogh, el deseo de Edvard Munch era pintar una nueva forma de realidad enraizada en la experiencia psicológica, más que visual. “Es esa proyección del estado mental de Munch lo que le hizo tan innovador como artista: un paisaje de la mente cuyo impacto todavía se siente en el arte de hoy”, subrayan los expertos de Sotehby’s. “El Grito de Munch es la imagen definitoria de la modernidad”, afirmaba Simon Shaw, responsable de la sección de Impresionismo y Arte Modero de Sotheby’s Nueva York, durante la presentación de la obra en Londres el pasado 12 de abril. A juicio de su colega londinense, Philip Hook, El Grito “es un icono del arte” y la obra más importante jamás subastada en Sotheby’s.

El primer boceto
Se cree que la versión de El Grito pintada en 1893 y que está ahora depositada en el Munch Museum de Oslo es un primer boceto, un dibujo sobre madera, de la segunda versión, datada también ese año y que se exhibe en la Galería Nacional de Noruega. Es esa versión ya más definitiva que la que fue robada en 1994 de ese mismo museo, aprovechando la distracción que significaba la inauguración en ese momento de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer. La obra fue recuperada ese mismo año.

El segundo robo afectó a la cuarta versión de El Grito, pintada en 1910, que fue sustraída del Munch Museum a punta de pistola en 2006 junto a otra obra, Madonna. Ambas fueron luego recuperadas y volvieron a exhibirse en 2008.
¿No tiene miedo Sotheby’s de que alguien quiera ahora robar la tercera versión, aprovechando que se exhibe casi por primera vez en público? “No. Hemos tomado nuestras precauciones”, responde con buen humor Philip Hook. El Grito nunca se ha visto antes en Reino Unido y solo se exhibió durante un breve periodo en Estados Unidos en los años setenta.

Quizás los expertos serían incapaces de ponerse de acuerdo sobre cuál de las cuatro versiones de El Grito tiene más valor, pero para Hook, la respuesta es muy fácil: “Esta, seguramente. Porque es la única que está en el mercado”, se ríe. Esta tercera versión es, desde hace setenta años, propiedad de la familia Olsen, armadores noruegos.

La familia Olsen
Thomas Olsen (1897-1969) fue amigo personal, patricio y protector de Edvard Munch, además de vecino y coleccionista de sus obras desde finales de los años veinte del siglo pasado. Olsen jugó un papel decisivo en la salvación de 74 de sus obras, que estaban condenadas al fuego después de que Hitler incluyera al pintor noruego en el catálogo de artistas que consideraba degenerados.

Ahora, su hijo Petter cree que ha llegado el momento de que El Grito abandone a los Olsen. “He vivido con esta obra toda mi vida y su poder y su energía han ido aumentando con el tiempo”, sostiene en los folletos de Sotheby’s. “Ahora, sin embargo, creo que ha llegado el momento de ofrecer al resto del mundo una oportunidad para ser su dueño y apreciar esta extraordinaria obra”. Pero ese placer no es gratis: puede costar más de 80 millones de dólares.

Comentario: Es buena porque cuesta mucho dinero o cuesta mucho dinero porque es buena. ¿cómo se valora una obra de arte? ¿porqué tantos artistas cuyas obras hoy se venden a precios escandalosos en su día no tenían dónde caerse muertos? Lo cierto es que en estas sociedades donde todas las miradas se ponen en el dinero, un bien vale lo que otro esté dispuesto a pagar por él. Y el que paga barbaridades por un cuadro es porque pronto piensa venderlo por el doble. Porque si realmente le interesase el disfrute de la obra, ¿acaso no pagaría cuatro perras por una copia exacta de la misma? ¿acaso no disfruta todo el mundo de una película cuando lo que realmente está viendo es una copia y nunca el original?. Lo que ocurre es que a pocas personas les interesa EL DISFRUTE DEL ARTE y lo que valoran y les pone cachondos es la propiedad, la exclusividad de la obra, la inversión, la desgravación, la amortización y todas esas puñeteras mandangas por las que vive y sueña la humanidad.La posesión del mito al que se le da un valor irreal. ¿Cree vd. sinceramente que la obra es buena,¡ mírela bien¡ y olvídese de lo que cuesta y de su autor, sinceramente parece la obra de un niño aprendiendo a pintar, de un aficionado, una obra poco trabajada e improvisada de boceto. El arte y los artistas se cotizan por el marketing, no por su valía real, se paga lo mítico, la fantasía y la exclusividad y todo es creado por el dinero ,por los señores que no saben qué hacer con él, muchos de ellos culpables de la crisis actual que atenaza a la humanidad, los especuladores.



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