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jueves, 31 de mayo de 2012

¿DE QUIÉN NOS PODEMOS FIAR?

Ría de Villaviciosa.Asturias(foto J.A.Myares

LA CRISIS ES MUY GRAVE PERO LO PEOR ES QUE PERDEMOS LA ESPERANZA.

No podemos fiarnos del Banco de España, o de lo contrario no le hubieran impuesto supervisores externos. No podemos fiarnos de tales supervisores, porque en el pasado dieron por buenos a bancos malos y no vieron venir el desastre mundial. No podemos fiarnos de las cifras de Bankia, que cada día que pasa revela un nuevo agujero. No podemos fiarnos de Rato, que o estaba ciego o no quiso ver. No podemos fiarnos del Ministro, que cada semana elabora una nueva reforma. No podemos fiarnos del PSOE, que dejó la caja hecha unos zorros. No podemos fiarnos del PP, que ha escondido déficits autonómicos debajo de las alfombras. No podemos fiarnos de Europa, que no sabe lo que quiere ser de mayor (en realidad, no sabe ni siquiera si quiere ser). No podemos fiarnos de Merkel, que va a la suya.

Ni de Hollande, que también. No podemos fiarnos de Rajoy, que desteje cada viernes su programa y anda más despistado que un pulpo en un garaje. No podemos fiarnos de Izquierda Unida, que pacta una cosa y sus bases la revocan. No podemos fiarnos del 15-M, porque la indignación no es un programa de gobierno, sólo el combustible de algo que está por llegar. No podemos fiarnos de los economistas, que ya ni siquiera saben explicar por qué no acertaron ni una. ¿Qué nos queda? Quedaba la justicia. Hasta que al presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial le han descubierto semanas caribeñas en Marbella a cargo del erario público y sin motivo oficial acreditado.

Este señor es el jefe de los magistrados que regularmente investigan y juzgan a los corruptos de la política. Ante sus tribunales comparecen cargos electos o designados que han disfrutado particularmente de gastos sin justificar a cuenta de los presupuestos de su administración. ¿Con qué legitimidad les van a imputar y a sentenciar, ahora que su máximo dirigente ha sido pillado en un renuncio? Lo peor es que la mayoría del Consejo ha optado por acusar al dedo acusador: qué se ha creído ese, la ropa se lava en casa. Es de la cuota socialista, dice la derecha, olvidando al porquero de Agamenón. Se le ignora, y aquí paz y después gloria.

¿Qué nos queda cuando no queda ni la justicia? Tal vez la poesía. En el principio fue la palabra. Con rimas, pan y cebolla.



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